Crítica – ‘El Reino’

 

Título original: El Reino

Año: 2018

Duración: 131 min.

País: España

DirecciónRodrigo Sorogoyen

Guión: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen

Música: Olivier Arson

Fotografía: Álex de Pablo

Reparto: Antonio de la Torre, Mónica López, Josep Maria Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener, Bárbara Lennie, Luis Zahera, Francisco Reyes, María de Nati, Paco Revilla, Sonia Almarcha, David Lorente, Andrés Lima, Óscar de la Fuente

ProductoraCoproducción España-Francia; Tornasol Films / Trianera PC AIE / Atresmedia Cine / Le Pacte / Mondex, Cie / Bowfinger International Pictures

Género: Thriller – Intriga

 

Manuel (Antonio de la Torre) es el vicesecretario autonómico de un partido político. Cuando se filtran unas declaraciones que le involucran en la corrupción de su partido, éste le da de lado. Traicionado y señalado, Manuel hará lo posible por destapar todo y no caer solo. Tras Stockholm (2013) y Que Dios nos perdone (2016), Rodrigo Sorogoyen vuelve a dirigir y a firmar junto Isabel Peña el guión de El Reino.

Con la corrupción política como telón, Sorogoyen presenta unos personajes tan bien construidos como (re)conocidos en la actualidad. Y ésto se consigue también en gran medida con las interpretaciones y dirección del elenco. Antonio de la Torre vuelve a llevar sobre los hombros más de dos horas de metraje con la misma facilidad que respira. Nunca se sabe si éste es su «mejor papel», ya que de alguna forma se consigue superar. Pero sí que es uno de los mejores. No está solo, pues, al contrario que a su personaje, le guardan las espaldas un casting muy bien dirigido. Mónica López (Que Dios nos perdone), Josep Maria Pou (Las leyes de la termodinámica), Nacho Fresneda (Amar), Ana Wagener (Contratiempo), Bárbara Lennie (Todos lo saben) y en especial Luis Zahera (El desconocido), al que desde aquí le vaticinamos una nominación a Mejor Secundario, sostienen El Reino de la misma forma que sus personajes se agarran al poder.

Antonio de la Torre en el papel de Manuel.

Volviendo a la dirección, Sorogoyen se coloca como uno de los mejores directores en la actualidad. La elección de planos en montaje y su composición es brillante. Ya nos había acostumbrado al uso de cámara al hombro en Que Dios nos perdone y, en El Reino, vuelve a ella. No hay ningún plano que no haga sentir igual de agobiados que los personajes. En todo momento consigues entrar en una trama que te hace entender cómo funciona su mundo. También el ritmo del montaje facilita que no se haga larga. La acción cumple con sus tiempos. En contraposición, la música funciona en ciertos momentos pero se llega a hacer pesada.

El guión, una de las grandes bazas de la película, consigue ahondar en las vidas de aquellos y aquellas que viven en una burbuja en la que todo lo que tienen no es por su esfuerzo. Tanto es así que al personaje de Antonio de la Torre se le coloca un espejo durante toda la película en la que se trata de reflejar su verdadera naturaleza.
A lo largo del largometraje es inevitable pensar lo bien explicado y contado que está todo. La crudeza con lo que todo se explica te hace recapacitar y, a la vez, apenarte e indignarte por lo cercanos que son los hechos que ocurren.

Y éso sólo lo consiguen las grandes películas.

 

Lo mejor: Las interpretaciones, producción, dirección, guión. Está muy bien realizada.

Lo peor: Que sea todo tan real.

Valoración: 9’5/10