Título original: Golpes.
Año: 2025.
Duración: 101 min.
País: España.
Dirección: Rafael Cobos.
Guión: Rafael Cobos, Fernando Navarro.
Reparto: Luis Tosar, Jesús Carroza, Teresa Garzón, Cristina Alcázar.
Fotografía: Sergi Vilanova.
Productoras: Vaca Films, Grupo Tranquilo PC.
Distribuidora: A Contracorriente Films.
Género: Thriller | Cine quinqui. Años 80. Robos & Atracos
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El cine quinqui fue un movimiento cinematográfico español que surgió a finales de los años setenta y se desarrolló sobre todo durante los ochenta. Retrataba la vida de jóvenes de barrios marginales implicados en delitos menores, el consumo de drogas y la exclusión social. Directores como Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma convirtieron este cine en un espejo de la España de la Transición, mostrando la falta de oportunidades, el desempleo y la violencia policial. Películas como “La estanquera de vallecas”, “7 vírgenes”, “Perros callejeros” o “Yo, el vaquilla”, entre muchas otras impulsaron a el género haciendo que durante muchos años fuera vital en España. Pero como ocurre con todo el género pasó a segundo plano. Hoy en día, el llamado el “nuevo” cine quinqui recupera la estética y el interés por las realidades marginales, pero con un enfoque más cuidado, reflexivo y menos sensacionalista, trabajando más en la narrativa y abordando temas contemporáneos como la precariedad, la cultura urbana o las nuevas formas de delincuencia. Películas y documentales recientes como “Criando ratas”, “La leyes de la frontera” o “Enemigos” se inspiran en el espíritu del quinqui original, pero lo reinterpretan desde una perspectiva crítica que busca comprender y contextualizar la marginalidad más que explotarla.
Ahora el guionista y director Rafael Cobos estrena “Golpes” lo que supone su debut en la dirección de un largometraje, ya que anteriormente había dirigido junto a Paco R. Baños la serie “El Hijo Zurdo”. “Golpes” cuenta la historia de Migueli, un delincuente que sale de prisión en la cambiante España de inicios de los 80. Él quiere centrarse y mirar al futuro, pero, antes, tendrá que sellar heridas del pasado, para ello necesita mucho dinero y lo necesita rápido. En cuanto llega a Sevilla reúne a su antigua banda, y dan varios palos seguidos. Pero el problema principal es que la policía ha encargado el caso a su propio hermano, Sabino, que conoce muy bien cómo piensan, pero Migueli no se detendrá. Está dispuesto a llegar hasta el final.
No hay duda de que «Golpes» era una de las películas españolas más prometedoras del año, y no solo por su director, sino también por un reparto encabezado por Jesús Carroza y Luis Tosar, que vuelven a demostrar su capacidad para construir personajes llenos de matices. En esta ocasión no es diferente: ambos son lo más destacado de la película, creando una dualidad muy potente entre dos hermanos distanciados que, además, representan mundos opuestos, el de un ladrón y el de un policía. La película sabe explorar bien esa rivalidad marcada por la hermandad rota y ofrece un tratamiento de personajes muy sólido, no se conforma con mostrar una animadversión simple, sino que explora cómo esa fractura familiar se convierte en el motor de todas sus decisiones. Los secundarios, aunque menos desarrollados, funcionan como apoyo y aportan nuevas capas a los protagonistas, reforzando ese tono humano que atraviesa toda la historia, gracias a eso, se consigue un retrato humano, creíble y cargado de ese sentimiento de hermandad rota que se mantiene presente de principio a fin.
En cuanto al apartado técnico, tanto la puesta en escena, como la ambientación y la banda sonora de Bronquio ayudan a sumergirse en la época y a conectar tanto con los personajes como con la España de aquellos años. La película respeta el espíritu del cine quinqui clásico, ofreciendo secuencias intensas, potentes y muy fieles a esa estética que marcó todo un periodo del cine español.
Sus problemas aparecen sobre todo en la forma de estructurar la historia. No es que esté mal construida, ni mucho menos, pero sí deja una sensación de ser “algo básica” o “sencilla” en varios aspectos. La película tiene ideas interesantes y momentos que funcionan muy bien, pero aun así no termina de ofrecer nada realmente novedoso o sorprendente. Esto no es necesariamente algo negativo, porque lo que hace lo hace con solvencia, pero sí se nota cierta contención, como si se hubiera optado por un camino más seguro en lugar de arriesgar o explorar propuestas más atrevidas. Esa falta de riesgo no estropea la experiencia, pero sí limita su impacto y la deja un poco por debajo de lo que podría haber sido.
El resultado es una película que respeta por completo el espíritu del cine quinqui más clásico, un cine crudo, directo y sin maquillaje, pero lo hace desde una mirada contemporánea que sabe medir cuándo ser agresiva y cuándo ser íntima. Las secuencias de acción, las persecuciones y los momentos más duros están rodados con una intensidad que funciona sin caer en lo gratuito. Todo ello hace que «Golpes» no solo recuerde al quinqui de antaño, sino que logre actualizarlo con elegancia y honestidad. Don Rafael Cobos por favor, siga usted dirigiendo y escribiendo.


