Título original: Eloy de la Iglesia, adicto al cine.
Año: 2025.
Duración: 95 min.
País: España.
Director: Gaizka Urresti.
Guion: Gaizka Urresti, Moisés Garrido, Juan Barrero.
Fotografía: Pepe Añón.
Reparto: José Sacristán, Ángel Pardo, Fernando Guillén Cuervo, Gaspar Noé, José Luis Garci.
Compañías: Altube Filmeak S.L, Allmura Films S.L
Género: Documental | Documental sobre cine. Biográfico. Drogas.
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Eloy de la Iglesia fue un director de cine, guionista y escritor español, nacido en 1944 en Zarautz (Guipúzcoa) y fallecido en 2006. Es conocido por ser una de las figuras más provocadoras y polémicas del cine español, especialmente durante la Transición. Su obra se caracterizó por un fuerte compromiso político y social, abordando temas entonces tabú como la homosexualidad, la drogadicción, la delincuencia juvenil, la represión policial, la marginalidad y la lucha de clases. Militante del Partido Comunista, utilizó el cine como herramienta de denuncia, alejándose del cine comercial para retratar realidades crudas y urbanas. Entre sus películas más destacadas se encuentran «El diputado», «Navajeros», «El pico» y «Colegas». Aunque durante años su trabajo fue despreciado por la crítica, hoy se le reconoce como un autor clave para entender el cine social español de finales del siglo XX.
Sin duda el bueno de Eloy es una de las figuras más destacadas del cine por lo que en este 2025 se estrena su documental «Eloy de la Iglesia, adicto al cine» que pretende dar a conocer no solo al cineasta, si no a una persona valiente, un «enfant terrible» en sus inicios, combativo contra la censura, buscando siempre los límites de la libertad de expresión, cronista de la parte más oscura de la transición, caerá en los infiernos de la drogadicción y durante más de una década será olvidado y en ocasiones repudiado, pero logrará salir del ostracismo para volver a hacer cine, esa adicción de la que jamás pudo desengancharse.
Hecho por y para los fans del gran cineasta que fue Eloy de la Iglesia, este trabajo se presenta como un homenaje sincero a una figura fundamental del cine español. De la Iglesia no solo revolucionó la forma de hacer y entender el cine en nuestro país, sino que dejó una huella profunda en todo lo que tocó. Su mirada incómoda, directa y sin concesiones no se limitó a la pantalla: conectó de lleno con la España de su tiempo, retratando sus contradicciones, sus heridas y sus conflictos, muchos de los cuales siguen teniendo eco en la sociedad actual. A lo largo del relato se incluyen intervenciones de amigos cercanos, otros cineastas y también de los propios protagonistas de algunas de sus películas, lo que aporta una visión muy rica y poliédrica de su figura. No se idealiza ni se suaviza su legado, sino que se muestra con sus luces y sus sombras, permitiendo entender mejor tanto su obra como al hombre que había detrás de la cámara.
Personalmente lo he disfrutado muchísimo. Eloy de la Iglesia es, sin duda, un referente como director, alguien valiente y adelantado a su tiempo, aunque quizá no tanto como persona. El retrato que se hace de él demuestra que, por desgracia, los ídolos no siempre toman las mejores decisiones y que el talento artístico no va necesariamente acompañado de una vida ejemplar. Precisamente por eso, este acercamiento resulta honesto y necesario: porque humaniza al mito y nos invita a reflexionar sobre la compleja relación entre la obra y quien la crea.
En conclusión, este acercamiento a la figura de Eloy de la Iglesia no solo sirve para reivindicar su importancia dentro de la historia del cine español, sino también para comprender mejor el contexto social y humano que rodeó su obra. Su legado sigue siendo incómodo, provocador y plenamente vigente, precisamente porque nunca buscó complacer ni ofrecer respuestas fáciles. Mirar hoy su trayectoria, con todas sus contradicciones, nos recuerda que el arte puede ser profundamente transformador incluso cuando nace del conflicto y la imperfección, y que entender a sus creadores en toda su complejidad nos ayuda a valorar aún más la fuerza y la honestidad de su cine.


