Título original: Downton Abbey: A New Era
Año: 2022
Duración: 125 min.
País: Reino Unido
Dirección: Simon Curtis
Guion: Julian Fellowes
Música: John Lunn
Fotografía: Andrew Dunn
Reparto: Hugh Bonneville, Michelle Dockery, Maggie Smith, Imelda Staunton, Dominic West, Hugh Dancy, Laura Haddock, Nathalie Baye, Tuppence Middleton, Elizabeth McGovern, Allen Leech, Joanne Froggatt, Samantha Bond
Productora: Carnival Film & Television, Universal Pictures
Distribuidora: Focus Features
Género: drama de época
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Una vez más, escuchamos en el silencio de la sala las notas de la inconfundible The Suite de John Lunn. Una vez más, el plano se abre rodeando los muros del castillo de Highclere, conocido por muchos como Downton Abbey. Tres años después del estreno de su primera película y siete desde la emisión de su último episodio, Highclere vuelve a convertirse en el hogar de los Crawley y sus sirvientes. Downton Abbey: Una nueva era es el reencuentro que los fans de la serie estaban esperando, una cita que tuvo que retrasarse ligeramente por la pandemia.
Todo empieza donde acabó en la ocasión anterior: ha pasado un tiempo desde la visita de la familia real y Downton no está en su mejor momento hablando en términos económicos. La condesa viuda (Maggie Smith) recibe la noticia de que ha heredado una villa en el sur de Francia de un supuesto amor de juventud. Paralelamente, para sufragar los gastos de mantenimiento de la abadía, Lady Mary (Michelle Dockery) acepta la indecorosa oferta de convertir Downton en el escenario del rodaje de una película.
Antes de ir a verla al cine habría que tener en cuenta dos cuestiones que, a simple vista, pueden parecer contradictorias: la primera, se puede ver sin haber visto la serie, aunque costará seguir el hilo de algunas historias y no se captarán los guiños que se hacen; la segunda, este film está hecho fundamentalmente para el disfrute de los fans de la serie. Esto quiere decir que muchas de las situaciones o plot twist se ven venir a la legua, pero estás deseando que ocurran porque, seamos sinceros, ¿a quién no le gusta un buen fanservice? Eso sí: siempre con sus pros y contras.
Empecemos con los contras. Es evidente que la trama de la película está lastrada por su procedencia de una serie. Se han querido contar muchas cosas en muy poco tiempo y se nota. Lo que ocurre en apenas dos horas se podría haber desarrollado y profundizado perfectamente en cuatro o cinco capítulos de la serie. Además, su creador, Julian Fellowes, ha recurrido a giros argumentales que ya empleó en su momento y que pueden parecer un tanto repetitivos. Quizá lo que peor se ha resuelto es la ausencia de Matthew Goode, quien interpreta al flamante marido de Lady Mary (Henry Talbot), que no pudo participar en el rodaje porque le coincidía con otros compromisos profesionales.
Y, ahora, los pros. A grandes rasgos, lo mejor de esta nueva entrega es que no se apoya únicamente en la nostalgia. Por supuesto -y así lo esperábamos-, nos reencontramos con viejos conocidos, como la queridísima Sra. Patmore (Lesley Nicol) o el incomprendido Thomas Barrow (Rob James-Collier), pero, a diferencia de la primera película, la trama avanza. Vemos a los personajes en ambientes por los que nunca habían transitado, lo que provoca situaciones la mar de pintorescas y divertidas. Incluso la atmósfera del propio Downton se percibe distinta, repleto de cámaras y gente del mundo del espectáculo.
En este sentido, Downton siempre ha sido una especie de máquina del tiempo: dentro de sus muros, sin apenas transportarnos geográficamente, hemos sido testigos de acontecimientos históricos como el transcurso de la primera Guerra Mundial, pasando por los felices años 20 y los consiguientes cambios sociopolíticos. Esta vez, ya al final de la década, observamos el paso del cine mudo al sonoro, con las intachables referencias al clásico Cantando bajo la lluvia (Gene Kelly y Stanley Donen, 1953), en las que no entraremos para evitar spoilers.
Los tiempos cambian, los personajes se han hecho mayores y nosotros con ellos. Por eso, Downton Abbey: Una nueva era es una película sentimental, aunque también con unas buenas dosis de humor, que resuelve muchas de las tramas que se habían quedado en el tintero y que permite al espectador pasar una velada encantadora. En suma, el perfecto colofón para la serie, a pesar de no tener la certeza –ni siquiera el propio Fellowes la tiene- de si éste será realmente el final o el principio de otra nueva era.
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Lo mejor: Una incombustible Maggie Smith.
Lo peor: Que hayan querido abarcar mucho en poco tiempo.
Nota: 8/10