En el próximo mes de febrero, los Premios Goya, que recientemente han adoptado un enfoque itinerante, tendrán su primera celebración en sus 38 años de existencia en Valladolid. Esta ciudad es muy respetada en el ámbito cinematográfico debido a su posición como sede de la Seminci, uno de los eventos más antiguos en el calendario cinematográfico español.
Una vez más, se inicia la competencia anual por asegurar un lugar en la lista de nominados, que en cada edición reúne lo más destacado del cine español en diversas categorías. Aunque los largometrajes son los más aclamados cada año, es innegable que el formato del cortometraje alberga joyas tan impactantes como gratificantes para el espectador. El ámbito del cortometraje funciona como un vivero auténtico de talento, moldeando la visión y estilo de numerosos cineastas destinados a la primera línea de nuestra cinematografía en el futuro.
En los últimos años, se ha luchado con fervor para resaltar la importancia de este formato, que tiene sus propias reglas y, en muchas ocasiones, demanda un esfuerzo titánico por parte de los creadores para condensar sus historias y gestionar eficientemente los recursos limitados que suelen estar a su disposición.
A lo largo del año, cientos de cortometrajes conforman los programas de diversos festivales en toda España que respaldan este formato. Sin embargo, solo unos pocos logran ingresar en las codiciadas listas de los nominados, siendo en estos casos común referirse a verdaderas pequeñas obras de arte con la capacidad de conmover al espectador.
Entre los cortometrajes candidatos a la nominación de los Premios Goya 2024, hemos seleccionado seis producciones que seguramente impactarán a la audiencia con las historias que presentan. Estos son algunos de los mejores trabajos que compiten este año por alcanzar la gloria, consolidando con su calidad un mensaje cada vez más innegable: el corto también es cine.
- Mi Holocausto, Philomena Franz (David Navarro)
Un trabajo al límite si atendemos a su duración, pues es el cortometraje con mayor metraje de la selección, aunque su casi media hora pase como una exhalación escuchando a Philomena Franz. Una entrevista que recorre la vida de esta superviviente que escapó del Campo de Concentración de Auschwitz con poco más de 20 años y un trabajo que reivindica el genocidio que sufrió el pueblo gitano a manos de la Alemania nazi. Una tragedia que se llevó por delante a más de medio millón de gitanos y que no fue reconocida por la UNESCO formalmente hasta 2015.
- Paris 70 (Dani Feixas)
Uno de los cortometrajes que más premios ha conseguido en lo que llevamos de año fue presentado a competición por primera vez en la pasada edición del Skyline Benidorm Film Festival y desde entonces su trayectoria está siendo meteórica. No es para menos porque la historia es de las que hace llorar de lo lindo y se beneficia de los excelentes trabajos que firman Luisa Gavasa y Alain Hernández, secundados por Neus Asensi. Y como envoltorio, un despliegue técnico bastante notable en todos sus apartados.
Un exquisito homenaje a los enfermos de Alzheimer, pero también, y de manera muy especial, a sus cuidadores, a todos aquellos familiares que sin ser profesionales se ven abocados a gestionar escenarios muy complicados, siempre plagados de dolor e impotencia. Lo conmovedor de este trabajo es el juego que propone un emocionante guion firmado por Nacho Solís.
- El Cacharrico (Óscar Toribio)
Turno para la comedia en su estadio más costumbrista. El Cacharrico es un trabajo patrocinado por la Consejería de Cultura de Melilla que se vertebra desde la hilarante investigación que emprende Angustias (interpretada por una fantástica Rosario Pardo) junto a sus dos mejores amigas para averiguar qué es y para qué sirve un extraño “cacharrico” que nuestra protagonista ha recibido por mensajería, sin instrucciones ni remitente. Frente al la exploración de los recursos fílmicos, este cortometraje apuesta por la sencillez en su puesta en escena y confía en el enredo de sus protagonistas para jugar con mucha eficiencia su mejor baza: la de entretener y hacer reír.
Pero no solo por sus virtudes humorísticas está en esta lista. Lo que realmente propone con mucha inteligencia (y lo que le ha valido casi 70 selecciones y 20 premios, por ahora) es una reflexión sobre la sexualidad de nuestros mayores, condenando a todos los que piensan que el sexo tiene una edad límite y estableciendo un divertido diálogo entre estas abuelas y las nuevas tecnologías. Un diálogo vehicular para que la vida de su protagonista abandone el gris abrazando una amplia gama de colores.
- Actos por partes (Sergio Milán)
Otro de los grandes males de nuestro tiempo, el cáncer, condujo a Sergio Milán a plantear un cortometraje que con astucia logra abordar un drama universal con una óptica muy positiva en el que lo cotidiano es el escenario que construye anécdotas que pensaríamos de primeras imposibles pero totalmente reales, y que se suceden durante todo el metraje de este corto coral que en sus más de 60 selecciones ha cosechado casi 50 premios.
El mismo Sergio Milán, Sara Escudero, Pepe Viyuela, Marta Casado, o Javi Laorden, entre otros, conforman un reparto estelar para poner buena cara a una enfermedad que destroza cada año vidas, familias y entornos. Una lucha sin cuartel en la que la propia fortaleza mental del enfermo se convierte en un arma muy poderosa, muchas veces inesperada y siempre detonante de otra buena colección de lágrimas que rodarán por la mejilla del espectador mientras, irremediablemente, sonríe.
- Cosas de chicos (Raquel Colera)
Cosas de chicos pone el foco en el machismo estructural, aquel que desde tempranas edades adjudica roles e intereses a los más pequeños según su género. Y así, el paso de la infancia a la adolescencia puede suponer la ruptura de la amistad entre un grupo de niños y la única integrante de la pandilla, la elección de caminos diferentes marcados por intereses impuestos por la sociedad y asimilados por sus individuos sin lugar para el debate. O quizá sí…
Con una dirección muy delicada y espoleado por el arrollador trabajo de su actriz protagonista Shiara Fernández, cuya mirada da voz a sus pensamientos, este cortometraje es uno de los trabajos más interesantes del año y la denuncia que encierra su historia tocará sin remedio a todos los espectadores. Con más de 40 selecciones y 12 premios acumulados, tendrá su versión en largometraje y será el primer largometraje producido por Inma Cuesta junto a Ángeles Maeso, ambas fundadoras de la productora LOBA LOBA.
- Lava (Carmen Jiménez)
El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Abuso de Niños, Niñas y Adolescentes, una fecha en la que se combate una de las violencias más graves que sufre la población infantil en todo el mundo. Y Lava bien puede suponer una piedra más en el arco por la lucha de su denuncia, poniendo el foco en el abuso sexual infantil dentro del seno familiar.
Con un tema tan delicado entre sus mano, la directora sevillana Carmen Jiménez ha logrado vertebrar una historia que sin recurrir al sensacionalismo golpea con fuerza al espectador, que se ve irremediablemente empujado a la reflexión gracias a un trabajo que suma ya más de 30 selecciones y 10 premios, entre ellos el de Mejor Dirección en la Semana de Cine de Medina del Campo o los de Mejor Cortometraje y Mejor Conido en el Festival de Cine de Madrid FCM – PNR.
- Anticlímax (Néstor López y Óscar Romero)
El trabajo que cierra nuestra selección es el que propone la apuesta narrativamente más compleja, pero igualmente disfrutable. Anticlimax es un cortometraje sobre el fin del amor, sobre la rutina que asola y amenaza a muchas parejas y sobre los problemas de comunicación que sufren muchas de ellas. Una pirueta audaz para contar algo que ya se ha abordado con recurrencia en el cine, pero de una forma totalmente original y novedosa que le ha valido más de 30 selecciones y premios tan importantes como la Biznaga de plata al Mejor Cortometraje de ficción en el pasado Festival de Cine de Málaga.
Manolo Solo y Belén López comparten roles con Jorge Clemente y Alicia Armenteros dando vida a la pareja protagonista en diferentes etapas (o dimensiones). De la pasión a la inercia, y de la inercia… ¿Al fin?