La figura del ‘yuppie‘ sigue estando asociada a Michael Douglas por su fenomenal interpretación cinematográfica de Gordon Gekko en Wall Street (Oliver Stone, 1987). Sin duda el personaje icónico por excelencia de ese ambicioso y despiadado mundo de las finanzas en los ochenta y noventa.
La asociación de la figura del ‘yuppie‘ con la del ejecutivo de finanzas y el agente de Bolsa se debe a lo icónico del personaje de la película Wall Street, y que tan a la perfección interpretó Michael Douglas en la piel del personaje de Gordon Gekko. Un papel inspirado en conocidas personalidades reales del mundo de las finanzas de los años ochenta y noventa.
A pesar de que el propio Oliver Stone intentaba caricaturizar al personaje y criticar las tesis neoliberales de Milton Friedman con la película, la figura de Gekko es para muchos un símbolo del éxito y de las aspiraciones profesionales. Pese a sus notables carencias morales y éticas. En el caso de Charlie Sheen y sus compañeros de agencia, se idolatraba a personas como Gekko y aspiraban a convertirse en triunfadores como él.
Como veremos a continuación, el cine estadounidense de Hollywood se ha encargado de ensalzar en muchas de sus películas la figura de este modelo de triunfador. Un claro exponente del sueño americano (‘american dream‘) en su versión más cruel y despiadada. De igual forma que ha puesto todo su empeño en denostar y criticar dicha figura. Mostrándola a menudo como un tipo de persona falto de escrúpulos, de nula empatía y con escasos valores éticos y sociales.
Pocas diferencias hay entre la figura del tiburón financiero y el ‘yuppie‘. Como vemos en la siguiente escena, tenemos en Richard Gere en Pretty woman (Garry Marshall, 1990), un claro ejemplo de tiburón y ‘yuppie’:
A pesar de que el modelo Hollywood de ‘yuppie‘ se identifica con el de financiero que trabaja en Bolsa y de una franja de edad hasta la mediana edad, existen otro tipo de profesionales ‘yuppies’.
Muchos ‘yuppies‘ lógicamente se dedican a todo tipo de actividades diferentes al de la Bolsa, si bien comparten valores y características identificándose con ese modelo de vida. Tom Cruise en varias de sus películas de los ochenta representa el perfecto proyecto o aspirante de ‘yuppie’: en Risky Business (Paul Brickman, 1983), Cocktail (Roger Donaldson, 1988) o Rain Man (Barry Levinson, 1988).
Desde el punto de vista del marketing existen algunos rasgos adicionales que explicaremos a lo largo de este artículo para trazar un perfil sociodemográfico y estereotipar esta figura.
Atendiendo al rol empleado en el cine, podríamos definirlo en base al siguiente decálogo del buen ‘yuppie‘:
- Primero: código de vestimenta
Imprescindibles los trajes a medida, las corbatas italianas de seda, y cómo no el cuello en blanco contrastando con el rayado de la camisa y unos tirantes bien llamativos.
La forma de vestir es un rasgo muy distintivo como en cualquier otra tribu urbana o grupo social, y Gordon Gekko le otorga la importancia capital que corresponde.
Tanto en la primera parte como en la segunda de Wall Street II: El dinero nunca duerme (Oliver Stone, 2010) los personajes prestan mucho detalle a los pormenores de sastrería y confección de sus trajes. Gekko, relativamente arruinado en la secuela, tan pronto consigue recuperarse financieramente no hace sino acudir a un buen sastre a comprar zapatos y hacerse unos trajes como Dios manda.
De entre los primeros consejos con los que Douglas intenta aleccionar a Charlie Sheen en la primera parte, está el encaminado a “mejorar la imagen personal ya que dice mucho de uno” y por ello le indica que es imperativo que se haga unos buenos trajes.
- Segundo: el cuidado estético personal
El carácter narcisista de los personajes es evidente, Gekko no descuida nunca su cabello repeinado y siempre va perfectamente engominado hacia atrás. Acude regularmente a la peluquería donde coincide con otros poderosos como Donald Trump, aunque ese cameo fuese recortado en la edición final por Oliver Stone que no podía imaginarse que a la postre Trump acabaría siendo el presidente de EEUU…
Christian Bale en American Psycho (Mary Harron, 2000) es otro exponente del ‘yuppie’ icónico aunque algo más perturbado psicológicamente que Gekko. Bale es Patrick Bateman en la ficción, destacando por su cuidado personal estricto con ejercicio diario matutino para conservar un físico ideal y todo tipo de tratamientos cosméticos para cuidar la piel…
- Tercero: materialismo muy sibarita
La ingente inversión en arte como muestra de su supuesta sofisticación es un rasgo definitorio del ‘yuppie‘. Como lo es también el consumo de todo tipo de productos lujosos y extravagantes que les otorga esa sensación de exclusividad y sentimiento de seres especiales.
Gekko gasta inmensas cantidades de dólares en las obras de arte que le recomienda su asesora Daryl Hannah en Wall Street, además de tener predilección por los puros habanos importados entre otras delicadezas.
Un caso muy claro de la extravagancia lo encontraríamos en Leonardo DiCaprio interpretando la historia real del corredor de Bolsa Jordan Belfort en El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013). No repara en gastos suntuosos de ningún tipo: impresionantes bólidos y mansiones, fiestas exóticas con todo tipo de excentricidades y excesos…
Hasta el menor detalle importa, la escena siguiente muestra hasta qué punto el perfeccionismo y el mimo por detalles irrelevantes son cruciales para estos ‘yuppies‘ de Christian Bale y sus compañeros de despacho en American Psycho.
- Cuarto: la tecnología
Es básico para un ‘yuppie‘ el contar con la mejor y más avanzada tecnología, Gekko se muestra inseparable de su aparatoso teléfono móvil de finales de los 1990 con el que hace todo tipo de gestiones y operaciones bursátiles. Hay que entender que en la época se trataba de un artilugio al alcance de muy pocas personas en el mundo.
Por su parte Bale en American Psycho no puede vivir sin su equipo de sonido que tanto le inspira y tan definitorio de su melomanía y del carácter del personaje.
La arrogancia y la soberbia con la que se muestran los personajes que encarnan al ‘yuppie‘ sobre todo en lo referente a su ámbito profesional son bastante evidentes. Son personas individualistas convencidas y seguras de sus habilidades y capacidades. Poseen una altivez en su comportamiento con los de su alrededor ya sea con empleados domésticos, otros profesionales o camareros y dependientes. Christian Bale en otra interpretación como en la de Shaft: the return (John Singleton, 2000), es un irreverente ‘yuppie‘ que comete un delito de odio contra un camarero afroamericano al que desprecia en claro acto de racismo y elitismo y que enfurece a Samuel L. Jackson.
En esta otra escena de Richard Gere en Pretty woman, éste hace ostentación de capacidad adquisitiva cuando acompaña a Julia Roberts, a la que quiere vestir para mostrarla como trofeo ya que necesita de acompañante femenina para ciertos eventos sociales y profesionales. Le asegura sin pestañear a un entusiasmado dependiente comisionista que va a gastar indecentes cantidades en la tienda.
- Sexto: motivaciones
El dinero y el prestigio social son las principales motivaciones de los ‘yuppies’, principalmente ser reconocidos por su éxito profesional. Para Gekko en Wall Street, por ejemplo, es tan adictivo y tan estimulante su trabajo que reconoce que lo que le mueve es la codicia y la ambición. Son célebres sus alusiones a ello: “no es por el dinero, es el juego”, “lo que importa es el dinero, el resto es conversación”, “la codicia es buena”, “no soy de los que pierden, no hay cosa que más me moleste que eso”…
- Séptimo: principios morales y éticos
Hablamos de personajes totalmente individualistas, egoístas y poco empáticos. Realmente están orientados a sus propios objetivos personales y relacionados con las motivaciones que hemos comentado anteriormente.
Obtener el reconocimiento, la satisfacción del triunfo y el éxito por encima de todo y de todos. Al más puro estilo maquiavélico, con los métodos que haga falta. Gekko recurre a interpretaciones del famoso libro chino de estrategia militar ‘El arte de la guerra‘ de Tsun Tzu, y lo cita en varias ocasiones en sus diálogos mostrando su concepción bélica de los negocios.
- Octavo: adicción al trabajo (es un ‘workaholic’)
Uno de los lemas de Gordon Gekko es que “el dinero nunca duerme”, los ‘yuppies‘ como ya hemos comentado son personas entregadas a su profesión ya que su estilo de vida y sus motivaciones dependen de ello.
- Noveno: relaciones sociales interesadas (‘networking‘)
Es primordial pertenecer a clubes deportivos o sociales de élite para relacionarse y generar contactos de los que aprovecharse y ¡¡obtener información (privilegiada)!! El squash fue el deporte por antonomasia del ‘yuppie‘ estadounidense, hoy quizá lo sería el pádel.
Las cenas benéficas y los eventos sociales son otro espacio de reunión donde Gekko y los otros personajes cinematográficos del mundo ‘yuppie‘ se desenvuelven con soltura.
Algo muy preciado es conseguir una reserva en uno de los restaurantes más solicitados y exclusivos de la ciudad:
- Décimo: familia y mujer como símbolo de éxito
Y para finalizar, quizá el aspecto donde más vulnerables son los personajes ‘yuppies‘. Ya se ha referido que el espectador puede sentir desprecio o admiración por ellos, pero no cabe duda que se presentan como personas exitosas y relevantes. Y sin embargo en el plano afectivo y familiar es donde realmente se puede decir que fracasan estrepitosamente. Las relaciones con sus hijos y esposas queda de manifiesto que son muy mejorables.
El hecho de que se trate de personas ambiciosas y adictas al trabajo conlleva que descuiden su vertiente personal al enfocar todos sus esfuerzos en los negocios. Aunque este recurso se utilice para todo tipo de personajes cinematográficos como policías o detectives privados con frecuencia, en el caso del ‘yuppie‘ es claro y evidente.
En Wall Street prácticamente no hay mención en toda la película a la vida familiar de Gekko salvo en algún diálogo con un breve comentario sobre su hijo. No es hasta la segunda entrega, cuando su vida personal sí cobra importancia ya que el hilo argumental gira alrededor de su hija Carey Mulligan y su yerno Shia LaBeouf. A pesar de que muestre interés en su relación con ellos por conveniencia y pura necesidad.
Michael Douglas en sus otros papeles de ‘yuppie‘, también tiene vidas familiares complejas y problemáticas. Por ejemplo la trama de The Game (David Fincher, 1997) evidencia el turbulento pasado familiar de los Van Orton y su escasa relación con su hermano Sean Penn, hasta que este último reaparece en su vida para complicársela de sobremanera.
En Un crimen perfecto (Andrew Davis, 1998), Douglas mantiene una relación deteriorada tanto por su carácter personal como por sus problemas económicos. Hasta tal punto que decide perpetrar el tan socorrido crimen perfecto de su esposa, interpretada por Gwyneth Paltrow, con la ayuda de Viggo Mortensen.
Como excepción a la regla, tenemos a Douglas en la película Acoso (Barry Levinson, 1994) sufriendo acoso sexual y laboral por parte de una exnovia, que para más inri le ha arrebatado su ansiado ascenso. Demi Moore hace en este caso el papel de ‘yuppie‘ agresiva y despiadada. Al convertirse en su superiora directa, le pone en muchos problemas profesionales y familiares.
Otros ejemplos los tendríamos con Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street con su relación turbulenta con Margot Robbie, o las necesidades de mujer florero de Richard Gere en Pretty woman, todos marcados por carencias afectivas familiares.
El resumen perfecto nos lo muestra Tom Hanks en La hoguera de las vanidades (Brian de Palma, 1990), «un amo del universo» en Wall Street que lo hecha todo a perder por su lío de faldas con Melanie Griffith. El auge y caída de todo un ‘yuppie‘ en la voz en off de Bruce Willis: «¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo, si pierde su alma?»