Año: 2015
País: España
Dirección: Juan Miguel del Castillo
Guión: Juan Miguel del Castillo
Productora: Diversa Audiovisual
Reparto: Natalia de Molina, Mariana Cordero, Jaime López, Mercedes Hoyos, Gaspar Campuzano, Montse Torrent, Natalia Roig, Manuel Tallafé
Género: Drama social
La verdad sin filtros
Pocas veces una ópera prima levanta tantas pasiones como la del director Juan Miguel del Castillo, que con sólo dos cortos a sus espaldas, ha revolucionado el panorama del cine español con una película que deja al descubierto las verdades incómodas de una crisis que parece no terminar nunca.
La historia se sitúa en Jerez de la Frontera, en el año 2012. Allí una joven madre soltera llamada Rosario, interpretada por Natalia de Molina, tiene que hacerse cargo de su hijo Adrián de ocho años, encarnado por el pequeño actor Jaime López. Sin un trabajo fijo, ni ayudas, viven en un piso que no pueden pagar, junto a la eterna amenaza de perder el techo bajo el que viven.
Son ya muchísimos los premios cosechados por la cinta, como por ejemplo el premio Asecan a mejor ópera prima, o el premio a mejor actriz para Natalia de Molina en la última edición del festival de Málaga, entre otros. Tanto reconocimiento hace presagiar que ésta obra estará muy presente en la próxima edición de los premios Goya y puede traer aún mejores noticias.
De principio a fin, lo que más destaca de la película es la gran presencia de la actriz Natalia de Molina. Es impresionante el trabajo interpretativo de la joven, para ponerse en la piel de una madre coraje que lo único que quiere es un trabajo para poder mantener a su hijo de forma honrada. Escena tras escena, da vida a Rosario y se olvida de sí misma para dejar paso al personaje. Una gran lección de método que casi convierte la cinta en un documental no intencionado. Tampoco se debe pasar por alto el magnífico trabajo de ése pequeño gran actor Jaime López, que con su talento natural consigue arrancar sonrisas y también muchas lágrimas. A ellos se une todo un elenco con actores y actrices con más experiencia como Mariana Cordero, que con su personaje añade un punto de vista diferente a la situación de la joven madre, dando un pequeño halo de esperanza a tanta desgracia.
El estilo, la forma y la ejecución, recuerdan en ocasiones a cintas como «Barrio» (1998), sin miedo a mostrar lo que muchos consideran el lado feo de la sociedad, pero necesario para que alguien se de cuenta de lo que pasa a su alrededor. Sin adornos innecesarios, y con detalles de sutileza, habla del drama de los desahucios desde primera fila, dejando al espectador con el corazón en un puño. La emotividad del planteamiento estalla ante la mismísima realidad, haciendo que se valoren las cosas que se dan por sentadas, en un mundo cada vez más materialista.
Mucha crítica social convive bajo ésta historia. Una crítica feroz aunque silenciosa a aquellas cosas que nos hacen mirar hacia otro lado en una sociedad que es más egoísta de lo que parece. Quizá una llamada de atención y sin duda una gran verdad que golpea con fuerza.
Creo necesario hablar de películas como «Techo y comida» porque de vez en cuando está bien sorprenderse con una cinta de gran calidad, muy dura en su contenido, junto a un trabajo extraordinario delante y detrás de la cámara. Aunque no sea una obra de la que salgas con optimismo, si consigue enriquecer por dentro e inspirar para ser un poquito mejores el día de mañana.
Elengy