Título original: The Favourite
Año: 2019
Duración: 121 min.
País: EEUU
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Deborah Davis y Tony McNamara
Fotografía: Robbie Ryan
Reparto: Olivia Colman, Rachel Weisz, Emma Stone, Nicholas Hoult, Joe Alwyn, Mark Gatiss.
Productora: Element Pictures, Scarlet Films, Film4 Productions, Waypoint Entertainment, Fox Searchlight.
Género: Drama
– El amor tiene límites.
– No debería.
Este diálogo perteneciente a la primera escena de La Favorita resume con bastante precisión una parte del espíritu de la película. Realmente, si se lee de manera superficial, encajaría perfectamente en una taza de color pastel, pero no hay que olvidar que forma parte de un film de Yorgos Lanthimos por lo tanto lo mejor será alejarse de los discursos bondadosos o sencillos.
Es cierto que en La Favorita también hay cabida para la definición clásica de lo que entendemos por amor, pero esta debe compartir habitación con el amor propio, amor por lo que uno fue antes, por lo que es ahora o por lo que aspira a ser. Las tres protagonistas hacen malabares con todos estos conceptos (y otros muchos) durante los 121 minutos de metraje.
Ellas son la Reina Ana (Olivia Colman), la Duquesa de Marlborough (Rachel Weisz) y Abigail Marsham (Emma Stone). La primera tiene un reino que atender pero entre que la vida la ha tumbado ya demasiadas veces (17 para ser exactos) y su mala salud podría decirse que ya ha perdido el interés por todo; la segunda lo es todo para la reina, desde el plano laboral hasta el sentimental, gestionando al mismo tiempo a esa niña grande con corona a la que tanto quiere y un reino en el que ella es la verdadera voz de la autoridad; la tercera hace ya mucho tiempo que no pertenece a la aristocracia por culpa de su padre, por lo que al empezar a trabajar en el servicio de palacio ve que tiene una oportunidad de volver al mundo al que pertenece.
Todo esto desembocará en una guerra en la que se ven envueltas Emma Stone y Rachel Weisz para acaparar la atención de Olivia Colman. Una utilizará su aparentada bondad e inocencia para ir ascendiendo de las cocinas a los grandes salones mientras que la otra sacará a relucir su perfil estratega y manipulador para mantener su posición. De esta manera, los personajes irán revelando poco a poco que no tienen ningún tipo de límites a la hora de conseguir lo que quieren.
Estos personajes y circunstancias se dieron realmente a principios del siglo XVIII y la ambientación a nivel de vestuario o iluminación se ciñe a esa época. Pero no hay que confundirse, esta película no es un «basado en hechos reales» ni una obra de época con grandes vestidos (que los hay). La Favorita, repitiendo lo dicho anteriormente, toma diferentes acepciones y tipos de amor (más malos que buenos) y los deforma para mezclarlos con el poder, la ambición, la manipulación y la mezquindad.
El contexto de La Favorita (la corte británica) le viene de perlas a Lanthimos para que su reparto desarrolle su trabajo a través de una de las características más repetidas en la filmografía del director griego: la inexpresividad. Todo este juego de traiciones palaciegas y puñaladas en la espalda se desarrolla detrás de una máscara de serenidad que Rachel Weisz y Emma Stone portan mediante un ejercicio de contención espectacular.
Por otro lado está Olivia Colman, el objeto de deseo de la película ya sea por unas razones o por otras. Su personaje está tan cansado de todo que pasa del estoicismo del resto de la nobleza y tiene un comportamiento más cercano al de una niña caprichosa con constantes cambios de ánimo y una absoluta dependencia (en principio) de la Duquesa de Marlborough, realizando de esta manera una interpretación memorable.
Toda esta disputa se verá rodeada de una representación de la época en la que la aristocracia gestiona una guerra contra Francia al mismo tiempo que celebra carreras de patos en palacio, las mujeres están constantemente rodeadas de todo tipo de violencia sexual independientemente de su posición social y la Reina tapa sus desgracias con conejos enjaulados.
La guinda de La Favorita es la capacidad de Yorgos Lanthimos de introducir en este recorrido por algunos de los aspectos más despreciables del ser humano elementos cómicos, ya sean físicos o mediante el diálogo, mereciendo una mención especial la escena del baile. Un toque que hace aún más única a esta obra de mujeres ambiciosas e incansables donde el «amor» sin límites realmente es poder y supervivencia.
Lo mejor: la interpretación del trío protagonista, los toques cómicos y la construcción de una competición que ninguna merece ganar.
Lo peor: por decir algo, el final de la película podría llegar un poco antes.
Nota: 9/10