Entre Palestina y Argentina hay, contando a ojo, unos 13.000 kilómetros de distancia; medio globo terráqueo. Pero el cine les ha unido. Se trata de la película documental ¡Yallah! ¡Yallah!, la primera coproducción oficial entre Argentina y Palestina de la historia y que se ha podido ver en Festival Internacional de Cine Latino Árabe (LatinArab), organizado por la Fundación Tres Culturas la Isla de la Cartuja (Sevilla), ocasión que ha servido también para defender a capa y espada el cine andaluz.
Y es que Andalucía se ha presentado como el escenario perfecto para exponer tales coproducciones internacionales. “Somos los más andaluces que hay, pero somos universalistas”, explicó Javier Martos, responsable del Festival de Nuevo Cine Andaluz de la localidad malagueña de Casares, quien definió Andalucía como “crisol de culturas”. “La imagen de Andalucía debe fluir de forma natural, sin estereotipos”, puntualizó también Martos para dejar paso a la esperada proyección de ¡Yallah! ¡Yallah!.
El filme, presentado como ejemplo de “historias mezcladas”, narra precisamente la sorprendente homogeneidad con la que lo cotidiano y la guerra, la cultura y la ocupación, conviven, todo ello a través de uno de los lenguajes más universales de la humanidad: el fútbol.
Justamente mediante la mezcla de las vidas de siete personas vinculadas al fútbol en Palestina, el documental, dirigido por los primerizos Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano, retrata la vía de escape que supone este deporte dentro de la jaula en la que viven muchas de estas personas.
La historia, cargada en su totalidad sobre los hombros de sus protagonistas, fluye de forma muy transparente. Las tremendas dificultades de los clubes de fútbol de Palestina por salir adelante ante las constantes e injustificadas detenciones de sus propios miembros por parte de las autoridades israelitas y los apuros económicos propios de un bloqueo como el vivido en la zona constituyen las auténticas razones por las que estos argentinos decidieron coger las cámaras.
Así pues, al final el fútbol como deporte en sí queda relegado (que no minusvalorado ni olvidado) como un ejemplo más de la increíble naturalidad con la que llevan el día a día los protagonistas filmados.
Eso sí, quizás la misma historia se deje llevar por demasiados derroteros, sin focalizar su mensaje y divagando entre pequeñas piezas del conjunto, que si bien hacen de refuerzo para dar contexto, no aporten nada sustancial al producto final. Culpa de ello recae sobre un montaje algo confuso y sin línea argumental clara cuya ausencia no puede ser justificada por el mero hecho de tratarse de un documental.
Pero volviendo a los aciertos para acabar, queda mencionar la fotografía, muy certera y bien compuesta pero sin pretensiones, y que cuadra perfectamente con la narrativa cotidiana y fluida del documental.
Con ¡Yallah! ¡Yallah! se ha cerrado un día más de esta Muestra de cine Latino-Árabe que acoge la Fundación Tres Culturas hasta mañana 10 de mayo.