‘Vida perfecta’, la maravillosa virtud de dejarse llevar

Título original: Vida perfecta (Serie de TV)

Año: 2019

Duración: 25 min

País: España

Dirección: Leticia Dolera (Creadora), Leticia Dolera, Elena Martin, Ginesta Guindal

Guion: Leticia Dolera, Manuel Burque

Fotografía: Marc Gómez del Moral

Reparto: Leticia Dolera, Celia Freijeiro, Aixa Villagrán, Font García, Manuel Burque, Enric Auquer, Carmen Machi, David Verdaguer, Pedro Casablanc, Fernando Colomo, Itziar Castro, Jasmine Roldan

Productora: Movistar+ / Corte y Confección de Películas

Género: Serie de TV. Comedia. Drama

Cuando Leticia Dolera anunció que su siguiente proyecto después de su primer largometraje iba a ser una serie para Movistar+ todo parecía encajar perfectamente. Déjate llevar, su título original, se presentaba como una serie actual, muy del género de la comedia de la autoficción con tramas realistas y naturalistas que intentan funcionar como el reflejo de una misma generación. Algo así como una Girls (HBO) a la española, comparación más que acertada ya que ambas comparten un mismo estilo y una misma jerarquía donde el papel de creadora y el de protagonista recaen en una misma persona.

Leticia Dolera, creadora y protagonista de la serie.

Su ópera prima, Requisitos para ser una persona normal, fue muy bien recibida por crítica y público. Una comedia muy pequeña, pero bien escrita y bien rodada. Un producto sencillo, mono y acertado, muy millennial. Esta vez, en su salto a la televisión, Dolera deja atrás el juego fácil y se mete de lleno en una aventura arriesgada y mucho más ambiciosa, aunque sin abandonar el territorio de lo doméstico. Y digo esto porque desde el primer momento, Vida perfecta se permite el lujo de atreverse a innovar con sus tramas y temáticas. Y acierta, acierta de lleno.

Todo empieza con María, interpretada por la propia Dolera, una mujer normal y corriente en sus 30, con trabajo, pareja y una vida enteramente planeada. Una vida también normal y corriente, como ella, con un futuro tranquilo y más que seguro. Sin riesgos. Sin aventuras. Y, sin embargo, nada es tan perfecto como piensa. Cuando su novio (y prometido) decide romper su compromiso justo antes de firmar una hipoteca infinita, María se da cuenta de que lleva toda la vida tomando la vía fácil y eso le ha pasado factura. Ahora se siente una cobarde y está segura de que si la han dejado ha sido por aburrida, pero eso va a cambiar. Es el momento de dejarse llevar, de ser espontánea y de vivir sin miedo a lo que pueda venir. Ahora sí que sí va a tomar las riendas de su propia vida.

De izquierda a derecha: Aixa Villagrán, Leticia Dolera y Celia Freijeiro.

Vida perfecta cuanta también con otras dos perspectivas: la de Cris (Celia Freijeiro), mejor amiga de María, y la de Esther (Aixa Villagrán), su hermana. La primera es una mujer casada, con dos hijas y un matrimonio feliz, viviendo justamente la vida que María ansía. Sin embargo, Cris está harta. No soporta la idea de haberse convertido en una máquina de procrear para el padre de sus hijas y en una madre siempre apurada para sus compañeros de trabajo. Además, aunque a ojos de su marido está intentando quedarse embarazada por tercera vez, en realidad se toma la píldora porque lo último que quiere es volver a ser madre. Cris es el punto exactamente contrario a su mejor amiga. Aunque ambas están aprendiendo a dejarse llevar y tomar riesgos, mientras una desea tener una familia, la otra está harta de que la suya tenga que ser su única prioridad en la vida.

Esther, la tercera en discordia, sufre el síndrome de Peter Pan. Artista bohemia, vive a base de pintar cuadros que no compra nadie, pedirle dinero a sus padres e ir saltando de chica en chica sin llegar nunca a asentar la cabeza. Es la mayor de las tres y, sin embargo, es la más inmadura. Rehuye completamente de lo que quiere María y de lo que ya tiene Cris, no exactamente porque no lo quiera sino porque no cree necesitarlo todavía. En su cabeza ella sigue siendo la misma que cuando tenía veinte años, pero para el resto del mundo Esther ha acabado convirtiéndose en otra “fracasada” más.

Fotograma de un episodio de ‘Vida Perfecta’.

Escrita junto Manuel Burque, colaborador habitual de Dolera que también realiza un papel secundario en la serie, Vida perfecta consigue construir a tres personajes protagonistas que nunca caen en el cliché y que en todo momento resultan creíbles y realistas. No es que la actriz y directora catalana se proponga retratar a una misma generación entera de mujeres, pero sí que intenta al menos servir como reflejo de una parte de ellas. Son mujeres que han crecido en un mundo en el que, por un lado, se les vendía el relato del “príncipe azul” y el “fueron felices y comieron perdices” y, por otro, se les pedía que fueran mujeres fuertes y trabajadoras que se hicieran valer a través de sus méritos. Un ideal de vida basado en una mujer superhéroe, hija del capitalismo, capaz de sacar adelante su vida laboral, sentimental y familiar sin fracasar en el intento. Esta idea de «vida perfecta» a la que precisamente hace referencia el título no es más que un espejismo, simple propaganda de un discurso que intenta venderse como referente pero que a duras penas resulta factible.

Es innegable que la serie de Leticia Dolera triunfa en su cometido. Es una dramedia absoluta que intenta contarnos el conflicto de sus protagonistas mediante una visión cómica y ligera de la vida pero sin perder un ápice de emoción. Con un humor blanco pero inteligente que huye de la carcajada fácil para buscar una comedia más inteligente y adulta. Vida perfecta es una serie redonda y llena de matices. No tiene miedo a ser explícitamente sexual o abordar temas controvertidos como la sexualidad de las personas con discapacidad mental o el alcoholismo y el abuso de drogas. Su estilo visual, mucho más cálido y desenfadado que en Requisitos…, es un acierto total a la hora de crear una atmósfera realista y personal.

Enric Auquer, revelación total de ‘Vida perfecta’, interpreta a Gari.

Su reparto conformado por un puñado de caras poco conocidas pero muy prometedoras (Celia Freijeiro, Aixa Villagrán, Enric Auquer, etc,) y más de un secundario de lujo (Carmen Machi, Fernando Colomo o Pedro Casablanc) funciona a la perfección. No es de extrañar que consiguiesen el premio a Mejor Actriz ex aquo para las tres protagonistas en el Festival Cannes Series. En esta misma cita consiguió también el premio principal a la Mejor Serie. El pasado mes de septiembre participó además en el Festival de San Sebastián donde fue proyectada en el Velódromo ante un auditorio con capacidad para 3000 espectadores.

En Vida perfecta, Dolera demuestra una vez más su capacidad a la hora de ponerse al frente de un proyecto tanto delante como detrás de las cámaras. Es una autora con una voz muy única en España que bebe de un género a la orden del día en la industria televisiva internacional pero que en nuestro país no acaba de despegar. Vida perfecta es un triunfo de lo pequeño, de las historias realistas y sencillas que huyen de la parafernalia de otras series de éxito en nuestra televisión más centradas en otro tipo de objetivos y públicos. Dolera quiere hablar sobre sí misma, sobre sus amigas y sobre las mujeres y hombres de su generación. Sus personajes están en crisis continua sí, pero nunca pierden la esperanza. Porque en el fondo no son más que eso, miembros de una generación en continuo autocuestionamiento que son incapaces de dejar de soñar alto. Incongruentes y fracasados, exitosos e infelices, pero siempre humanos, al fin y al cabo.

Lo mejor: Su reparto en estado de gracia y su acertada apuesta por la comedia dramática que habla sin tapujos sobre la vida misma.

Lo peor: Nada. Es una serie fresca y necesaria que no tiene nada que envidiarle a ficciones del mismo tipo producidas, por ejemplo, por la HBO.

Nota: 9/10.

Vida perfecta se estrena el 18 de octubre en Movistar+.