una corriente salvaje

‘Una corriente salvaje’: los límites de la masculinidad

Este artículo forma parte de una crónica del 1er Festival Online de Cine Dirigido por Mujeres, lanzado a través de la plataforma Mujeres de Cine.

Título original: Una corriente salvaje

Año: 2018

País: México

Dirección: Nuria Ibáñez

Fotografia: Diego Romero

Montaje: Sergi Dies, Omar Guzmán, Nuria Ibáñez, Paloma López

Producción: Tatiana Graullera, Alexis Rodil

Sonido: Javier Umpiérrez

Género: Documental

Ficha en IMDb

Avanzando en la Sección Oficial de este primer Festival Online de Cine Dirigido por Mujeres, encontramos Una corriente salvaje, un documental de Nuria Ibáñez en el que seguimos, durante algo menos de 90 minutos, a dos hombres que pescan en una playa totalmente a solas. No parece haber absolutamente nadie más en el mundo.

Los dos hombres, Chilo y Omar, pasan los días bajo el sol, metidos en el agua hasta la cintura, pescando pulpos y cangrejos, y hablando hasta bien entrada la noche. Su relación se desarrolla, tranquila, sin apenas altibajos. No se gritan, nadie les estropea la rutina, y se quieren, aunque no saben cómo decírselo.

Entre paseos, baños, pesca y charlas, conocemos un poco mejor no solo a los dos protagonistas del documental, sino al propio mundo en que crecieron. No son conversaciones entre dos reconocidos filósofos ni entre dos aclamados cineastas, sino reflexiones de personas normales sobre todo y sobre nada, que es de lo que pueden hablar.

Una corriente salvaje
Uno de los protagonistas de ‘Una corriente salvaje’.

El romance (¿bromance?) que se desarrolla entre ellos es sutil, silencioso, calmado, como toda la película de Ibáñez. No hay sentimientos que rebosan ni grandes palabras, pero cada cosa que se dicen es la verdad entre dos personas que se quieren, y eso tiene mucho más valor que nada que pueda escribir cualquier guionista.

Lo que consigue Nuria Ibáñez es precioso; un retrato de la amistad en su forma más pura, más romántica. He dicho varias veces que nunca se dicen que se quieren, pero es que no les hace falta en ningún momento. Dedicarse esta vida, una vida para los dos en la que hacen solo cosas que quieren hacer, donde hablan y se aconsejan sobre las cosas que importan y las que no, es la mayor expresión de amor que Chilo y Omar podrían dedicarse, y la forma en que Ibáñez los retrata es la más sincera y, quizá, la única posible.

Lo mejor: el retrato de los personajes es sincero y realmente transmite una atmósfera a través de pocos elementos

Lo peor: la propia estructura redundante de la película hace que se sienta algo repetitiva

Nota: 6/10