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Raúl Arévalo: «La codicia del ser humano es comprensible en cualquier época.»

El marco del Festival de Sitges es el idóneo para cualquier tipo de fantástico. Infinidad de producciones tienen cabida en la ciudad catalana durante las primeras semanas de octubre. Así pues, la plataforma Amazon Prime Video ha aprovechado la cita para presentar su nueva propuesta: el remake de la mítica Historias para no dormir, de Chicho Ibáñez Serrador.

Las historias del genio del terror causaron furor en su estreno por TVE en 1966. Ahora se adaptan cuatro episodios a la sociedad del siglo XXI que narran historias independientes con el comportamiento humano como parte de sus protagonistas. Las fábulas fantásticas dirigidas por Rodrigo Sorogoyen, Paco Plaza, Rodrigo Cortés y Paula Ortiz se estrenarán en la plataforma el próximo 5 de noviembre.

Raúl Arévalo, Nathalie Poza y Eduard Fernández, los actores protagonistas del episodio La broma, reflexionan con nosotros sobre lo que supuso la serie original y como se contempla a día de hoy.

Hace 55 años se estrenó el primer episodio de Historias para no dormir. ¿Quién de vosotros recuerda su emisión?

EDUARD FERNÁNDEZ: Yo tengo recuerdos de como de niño nos reuníamos la familia para ver la serie. A día de hoy, me sabe mal decirlo, pero queda antigua. El blanco y negro, la forma de rodar, la actuación. de los actores… Ahora todo se hace de otra forma y por eso creo que tiene mucho sentido volver a rodarlo. Hemos cogido el espíritu de Chicho Ibáñez Serrador y lo hemos presentado hoy en día.

Todos los capítulos dejan espacio para que el espectador reflexione lo que es moralmente correcto y lo que es incorrecto.

NATHALIE POZA: En el caso de nuestro episodio, todos tenemos algo de codiciosos y de moralmente reprochables. No somos libres de llevar ciertos comportamientos o actitudes al límite. Haciendo el capítulo jugamos muy en serio. Ni los personajes se imaginaban que iban a perder tanto el control.

EDUARD FERNÁNDEZ: La Broma es un juego de poder. Personajes que han hecho de todo en la vida y ya les quedan pocos palos por tocar. Así que juegan a ver quien puede más con una víctima propicia en medio. La única adrenalina que les queda por vivir es el acercamiento a un precipicio para comprobar quien ríe el último. 

RAÚL ARÉVALO: Chicho utilizaba este tipo de historias cotidianas pero tan humanas y comprensibles. Aunque se hayan podido quedar antiguas, siguen conservando el reflejo del comportamiento humano. La avaricia, lujuria o envidia lo tiene el ser humano del pasado, presente y futuro.

En eso los españoles somos especialistas. El tejemaneje y la picaresca están muy presentes entonces.

NATHALIE POZA: Y mucha mentira con mucha sorna todo. Pero lo que hacen es muy peligroso.

RAÚL ARÉVALO: Puedes tirar de refranero y definirlo como ‘la avaricia rompe el saco’. Todo son sentimientos humanos reconocibles, ya sea en el año sesenta y seis o en un corto japonés. Hay algo de codicioso en el ser humano que es comprensible en cualquier época y que justifican como estos personajes son ruines.