‘Museo Hermitage. El poder del arte’, una visita muy especial

Título original: Ermitage. Il Potere Dell’Arte 

Año: 2019

Duración: 88 min.

Dirección: Michele Mally

Guión: Didi Gnocchi, Giovanni Piscaglia

Música: Dmitrii Miachin

Fotografía: Marco Alfieri

Reparto: Toni Servillo y el personal del Hermitage

Productoras: 3D Produzioni, Nexo Digital, Ermitage Italia, Sky Arte HD, Villaggio Globale International

Género: Documental

Ficha en Sensacine

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Tras varios meses de retraso por culpa de la pandemia, por fin podemos disfrutar en nuestras pantallas del documental Museo Hermitage. El poder del arte. Precisamente, en estos tiempos de pandemia, este tipo de metrajes nos permiten visitar lugares y contemplar obras que hoy en día resulta muy complicado de hacer debido a las restricciones que siguen vigentes. Por ello, este documental nos presenta una visita imprescindible al Museo Hermitage.

El encargado de guiarnos a través de este viaje artístico es el actor italiano Toni Servillo, haciendo de sí mismo. El documental alterna su voz en off con imágenes de él recorriendo las diferentes estancias del museo, mientras contemplamos diferentes obras y estancias del lugar. El actor consigue que el discurso sea ameno y didáctico, muy entretenido y asequible para el público general. La participación de diferentes miembros de la institución para complementar algunos de los datos u obras que vemos también es un acierto. El uso de diapositivas y otras imágenes que no se encuentran en el museo en sí para contextualizar lo que se nos está contando o mostrando ayuda a que el discurso sea todavía más inmersivo. Además, la música compuesta por Dmitrii Miachin acompaña de maravilla al documental.

Una de las más cosas más interesantes que logra presentarnos este documental es la contextualización. Aunque el Museo del Hermitage es el eje del discurso, este nos presenta también la historia de la propia ciudad de San Petersburgo y el contexto en que se construyó y transformó el edificio que hoy en día es la sede de dicha institución. Gracias a esto, conocemos como la historia y la política jugó un papel fundamental en la historia del Museo del Hermitage. La forma en que está contada esta historia, con el uso de imágenes reales y el discurso didáctico, ayudan a sumergirnos en ella de la mejor manera posible. A esto también ayuda el poder de algunas imágenes que nos presenta el documental en algunos momentos, no solo del museo en sí sino también de la ciudad en que este se encuentra.

Gracias al documental, podemos contemplar el interior del museo desde perspectivas y ángulos que no podíamos imaginar. Además, nos «evitamos» el agobio del público llenando las salas e impidiéndonos disfrutar del espacio tranquilamente. No tardaremos en darnos cuenta que el lugar es un conjunto de diferentes elementos que se combinan entre sí para ofrecernos una atmósfera histórico y artística sencillamente única. El recorrido a través de sus salas y su historia ayudan a crear una idea diferente y especial del museo, comprendiendo su verdadera importancia. El documental ayuda a reforzar la imagen e importancia de la institución.

Cualquiera que haya estudiado arte en algún momento de su vida sabe que no hay mejor forma de disfrutar de una obra que en vivo. Da igual la calidad de imagen que tenga el libro o pantalla en la que lo estemos viendo, nada se comparará con contemplar la obra en directo. Hay algo en los cuadros que es imposible plasmar en un medio físico. Los colores y la luz de una obra solo se siente de verdad cuando tenemos la obra delante. Aunque esto también es aplicable a este documental, es cierto que este logra presentar al Hermitage y todo su contexto de manera muy acertada y logra cubrir esta cadencia de la mejor manera posible

El verdadero protagonista de este documental es el Museo del Hermitage, no las obras que conforman su colección. La ciudad en la que se encuentra, la historia del propio museo, el contenido de su colección y otros factores logran ofrecernos un conjunto magnífico. Además, como ya hemos mencionado antes, algunos de los planos y encuadres nos permitirán ver el museo de una forma que no habíamos imaginado antes, tanto visualmente como a nivel narrativo. En este sentido, las obras que conforman su colección pasan a ser una parte más de este y en ningún momento echaremos de menos no poder estar viendo las obras en directo.

En definitiva, nos encontramos ante un documental imprescindible para los aficionados del arte o cualquiera persona con cierta inquietud por este. El discurso planteado y narrado por Toni Servillo es didáctico y ameno, asequible para cualquier tipo de público. Las imágenes, algunas de ellas con mucha calidad y un gran poder visual, nos atrapan y presentan aspectos del lugar y sus colecciones como no podíamos imaginar. En tiempos donde viajar y visitar lugares no resulta tan asequible, este tipo de producciones ayudan a hacerlo de la mejor manera posible…

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Lo mejor: La calidad de las imágenes y lo didáctico que resulta

Lo peor: Nada puede superar ver una obra en directo pero lo compensa bien

Nota: 8 / 10