El mundo del cine y las series de televisión está atravesando una época que se antoja clave en su historia. Los servicios de streaming como Netflix o Prime Video han revolucionado el panorama audiovisual, cambiando tanto la forma en que consumimos como los propios productos. Los propios medios de comunicación han creado una guerra ficticia, una narrativa que tanto creadores como espectadores hemos comprado.
Si nuestros recursos son limitados, la nueva situación resulta al mismo tiempo beneficiosa y perjudicial: por una parte, por un precio similar al de una sola entrada de cine, tenemos acceso a multitud de obras audiovisuales, ya sean largometrajes, documentales o series; por otra, la oferta es tan amplia y diversa que resulta casi imposible decidirse por un solo servicio de video bajo demanda, y no todo el mundo puede permitirse contratar más de uno.
Las soluciones a las que se llegan son múltiples, pero ninguna es plenamente satisfactoria: compartir cuenta en algunos servicios de streaming es una posibilidad, pero otros no permiten reproducir en diferentes pantallas a la vez; si no contamos con una conexión a internet potente, es posible que necesitemos una función de descarga temporal del contenido, que no está disponible en algunos de estos servicios.
A título personal, intento utilizar los métodos ilegales lo mínimo posible: comparto cuentas con amigos o familiares en Netflix, Prime Video y Filmin. Hay meses en los que cambio alguno de ellos por HBO, y meses en los que simplemente dejo de contratarlos. Es un balance algo difícil de mantener, teniendo en cuenta, sobre todo, que el presupuesto con el que cuento (y también el de mis círculos) es bastante escaso. Sin embargo, hay un servicio de streaming al que estoy suscrito desde hace más de medio año de forma ininterrumpida.
Mubi es una plataforma de video bajo demanda que funciona de forma algo diferente a las demás: cada día, una nueva película o cortometraje se añade a la plataforma, y otra deja de estar disponible. Así, siempre hay 30 películas disponibles para su visionado. Esta forma de funcionar es similar a la de un canal de televisión, ya que el contenido es muy limitado y el espectador apenas tiene poder de decisión, pero en mi experiencia, resulta tremendamente efectiva.
Mubi es gratuita para universitarios, y su función está más cerca del contenido educativo que del entretenimiento: las películas van acompañadas de entrevistas y ensayos, hay mucho cine clásico o independiente, así como multitud de ciclos temáticos, (Agnès Varda, la Quincena de Realizadores, cine independiente norteamericano), y retrospectivas sobre directores.
Estoy bastante convencido de que mi proporción de películas vistas en Mubi con respecto a las que me han gustado es negativa, pero desde que lo tengo siento que he visto mucho más cine, y he conocido nuevas perspectivas; obras que suelen apelar a lo intelectual por delante de la emoción, cine clásico, experimental… No es el cine que quiero ver, pero me alegro mucho de que exista una plataforma que me permita acercarme a él.
Mubi está disponible en España y es gratuita para estudiantes universitarios.