Aladdin

Lo que Aladdin (no) aprende de Aladdin

Que los live action no terminan de convencer a buena parte del público no es algo nuevo. La nostalgia tiene estas cosas, o lo haces perfecto sin tocar nada o prepárate para las críticas. Lo cierto es que estas películas tampoco lo han puesto nada fácil. De entregas muy notables como El libro de la selva, pasando por algunas más escasas como La Bella y la Bestia hasta llegar a verdaderos desastres como El Rey León. Por supuesto, aún queda mucho por ver. A la Mulán sin canciones le seguirá una nueva versión de Hércules por parte de los Hermanos Russo que, en sus propias palabras, mezclará la película original con la inspiración mitológica.

Los live action pecan en gran medida de ser extremadamente ambiciosos para lo que realmente son. Esto no debe entenderse como una crítica, al contrario, es apreciable esa intencionalidad, pero está claro que se hace desde una perspectiva demasiado segura. La película va a vender sea mejor o peor, por lo que se permiten hacer cosas un tanto extrañas para que nadie piense que “es lo mismo, pero en real”. Lo curioso es que muchos buscan esa misma idea, volver a esa edad en la que disfrutaron de estas historias con un capa de ¿realidad? para que el viaje sea más placentero. Y por eso ocurre El Rey León.

Añadiendo ¿maravillas?

Sin embargo, previo estreno de la inquietante versión real de los leones, llegó una película que causó sensación en las salas. Su promoción presagiaba un descalabro importante, con un CGI que asustaba y secuencias musicales casi suecadas. Pero el resultado acabó siendo de lo más placentero. La versión de Aladdin dirigida por Guy Ritchie llevaba un Genio interpretado por Will Smith como bandera para introducirse en una historia despedazada que el director inglés se encargó en contar con matices.

Aladdin
¿Te acuerdas de esa primera foto que me hicieron?

Si hay algo que me guste especialmente de esta nueva versión es su forma de profundizar en los personajes. Su efectividad es bastante pobre pero de todo ello resultan ciertos hallazgos de gran interés. Precisamente, este nuevo Genio, mucho más irónico y desconfiado incluso con Aladdin, tiene un deseo final que entronca con su versión original aunque con un sentido más certero: ser libre como humano. De nuevo, es una justificación cogida con pinzas y que sirve principalmente para añadir algo novedoso. Pero de esa intentona no se extrae vacío, sino la cuestión sobre la libertad del Genio. ¿Por qué querría ser libre? En la versión original, su libertad implicaba marcharse del palacio y de la vida de Aladdin, poder realizar sus sueños… para después regresar en las secuelas y volver a estar a las órdenes del protagonista. Está claro, el sentido alude al público, pero la elección de Guy Ritchie (que también forma parte del guion) implica una nueva sensibilidad, una idea que aporte a este nuevo Genio con objetivos vitales claros para su propia existencia libre. Tanto es así que todo ello conecta con el inicio de la película, su propia familia con sus hijos y la aventura que le dio la libertad en una vida pasada.

Pero la adición que más me gusta es la de Jasmín. Ya su presentación refiere directamente a su deseo de libertad. Conocemos a este personaje, por lo que no es necesario recalcar su angustiosa vida como premio para otros príncipes de gran poder. Pero durante la película, su arco va tornando hacia su capacidad de gobierno y la injustica del legado. Jasmín desea convertirse en una sultana que se acerque al pueblo, algo que para ella es realmente lo más preciado que tiene Agrabah. La barrera es evidente y la película hace un énfasis constante: la ley es la ley y sólo puede haber sultán. Llegamos de esta forma a Speechless, una nueva canción fantástica que sirve como grito de protesta y revelación para Jasmín, contra Jaffar pero también contra su padre que, finalmente, reconocerá la capacidad y la valentía de su hija. Esto se lleva incluso a la relación con Aladdin. Se mantiene el relato engañoso, pero el final sólo es idílico cuando ella vuelve a por él, deslegitimando por completo la escritura principesca del protagonista.

La verdadera «live» realidad

Aladdin
A ti no te he dicho nada, pero eres un problema

Parece que todo lo que digo en este artículo consiste en alabar la película y, sinceramente, nada más lejos de la realidad. La disfruté muchísimo, me encantaron las nuevas versiones de las canciones e incluso el acabado del escenario no estaba mal. En lo que a la historia respecta, estos “añadidos” comentados me llamaron la atención pero, por supuesto, no son tan ideales. Este nuevo Genio tiene un objetivo más “definido” que empaña por completo su relación con Aladdin, la cual es mucho más escasa y sosa, sin ningún tipo de cariño y/o amistad evidente. Y su objetivo incluso también entraña problemas. Para verse completado, se introduce una relación “amorosa” metida con hasta siete calzadores y que no tiene ningún sentido más allá del guiño del inicio y del final.

Esto afecta también a Jasmín. Aunque me encanta el personaje en sí y su interpretación, lo cierto es que sigue pendiente de convenciones clásicas. Su presentación es mucho más directa, de acuerdo, pero también la sitúa desde el comienzo como parte de una escena en la que ejerce el papel de damisela en apuros cuando la original demostraba una cierta rebeldía inicial. Su tratamiento es interesante y el desenlace podría ser maravilloso… si no fuera por la necesidad del permiso por parte del padre para elegir casamiento con Aladdin (o con quien sea).

No obstante, como primera intentona no está mal y ojalá se lleve más allá en el futuro, permitiendo una mayor libertad creativa para directores y guionistas (aquí tenemos a Guy Ritchie a un 40% como mucho). Es obvio que el riesgo esta medido al milímetro, pero con la clara idea de que todas estas películas harán una taquilla importante: ¿no sería increíble ver a un Hércules que ha perdido a toda su familia al tirar un edificio con su prodigiosa fuerza y que acaba vagando por la tierra hasta que un Zeus desesperado por traerle de vuelta le pone en la búsqueda de Hades para poder recuperar a sus padres mundanos pero que, al llegar al final del viaje, el mismo Hades le descubra las verdaderas intenciones del magnánimo dios del Olimpo y, en ese instante, Hércules se plantee su misma existencia al saber que su madre se llama Martha? Todo ello aderezado con un triángulo amoroso entre Pete, Hércules y Megara en el que, claramente, el héroe siente cosas por ambos. Disney, ahí te dejo la idea GRATIS.