Llevamos ya tiempo con estos seres de licras ajustadas, capas estrafalarias y hasta escudos para sacar la pizza del horno como para que nos resulten extraños. Los superhéroes han pasado a formar parte de nuestro imaginario constante e incluso de nuestra familiaridad. Más allá de los universos cinematográficos, existen otros espacios en los que estos personajes pueden explorar nuevas facetas y moverse con mayor frescura. Desde la comedia de improvisación y locura de Deadpool, pasando por la solemnidad brutal de Logan o la locura (a)política de Joker, hasta llegar a las propuestas seriales de distinta índole.
Pero la realidad es que los superhéroes siguen sin la tan ansiada legitimación que los coloque a la altura de los prestigiosos géneros del séptimo arte. Al igual que en los videojuegos, donde aún se espera ese Ciudadano Kane lúdico que logre romper las barreras de la baja cultura, los superhéroes acabarán por cansarse de salvar al populacho si no ven una recompensa en forma de trascendencia. El éxito comercial dará paso al aburrimiento por parte de aquellos que un día los encumbraron a las más altas esferas, que vibraron con aquel Avengers, Assemble del Capi al enfrentar al inevitable Titán Loco o que endiosaron como símbolo de una nueva ideología libertina al Payaso Justiciero. Menos mal que todavía queda uno para salvar el entuerto.
Que Liga de la Justicia fue un desastre es algo que incluso ya se podía presagiar en las noticias previas incluso al primer tráiler. La desafortunada salida de Zack Snyder en la dirección dio paso a la incertidumbre constante tanto en el seno de DC y Warner como en el público. Finalmente, Joss Whedon fue el elegido para finalizar la película en cuestión, algo que incluso daba esperanzas de buen resultado. Error. Los culpables se podían encontrar (o crear) desde muchas partes, desde un guion pocho hasta unos efectos en postproducción de lo más risibles. La conclusión acabó en el obligado cambio de dirección y como se alteraron muchas de las concepciones originales que podrían haber dado lugar a algo mucho más interesante. A partir de aquí se inició un rumor en alza de la existencia de un nuevo corte que daría paso a la versión original de la película, algo que fue sinónimo de verdadera calidad.
Tras varios meses e incluso años, seguidos de petición tras petición para liberar la tan afamada Snyder Cut, HBO anunció de la nada su estreno en su nueva plataforma. Las puertas se han abierto. Aquí comienza el camino hacia la verdad del género superheroíco. Una película que fue defenestrada por unos creativos que no respetaron la concepción de visionario y que ahora tendremos que sufr… digo, podremos disfrutar durante 4 horazas de película. Ya de por sí, su duración traslada ansias de convertirse en un antes y un después (sea bueno o malo).
Ni siquiera fueron capaces de respetar la paleta cromática del autor, pues ya se ha podido observar la existencia de ese traje negro de Superman salido de absolutamente ninguna parte, tal y como adelantaron desde distintos foros aquellos fans que siempre creyeron en la verdadera calidad de esta película. Si no supieron respetar un bigote, ¿cómo iban a respetar el color de un traje?
Poco importa que quede material por hacer cuando nos espera una infinidad de momentos que, a buen seguro, cumplirán con las expectativas de un público necesitado de este corte (aunque, realmente, sea una extensión). De donde nadie esperaba nada, finalmente hay luz. Una película que conseguirá unir todos los puntos que el resto de superhéroes no han sido capaces hasta ahora, sin siquiera tener relación con el universo que pretendía unir. La Snyder Cut será el todo y la nada. En un 2021 lleno de incertidumbres, esta película se convertirá en la seguridad que necesitamos. O no.