La mejor trilogía de la década es cine adulto

En las últimas semanas, el debate sobre el “cine adulto” está a la orden del día: desde el estreno de Joker en Venecia (¡por fin una película de superhéroes que podrán ver los adultos!) al monopolio cinematográfico de Disney y su oposición a proyectar películas para mayores de 18 en su nueva plataforma de streaming, Disney+. La gente se queja de que no existe un buen cine para adultos, especialmente este verano en el que parece que su principal bastión, Quentin Tarantino, ha decidido llevar su cine algo más allá de lo que este público buscaba.

Bone Tomahawk cine adulto
Kurt Russell en ‘Bone Tomahawk’

Pero, ¿qué es lo que busca este público? El grito que ponen en el cielo es el de buscar “cine adulto” pero, entonces, ¿por qué ese rechazo casi unilateral a la nueva película de Tarantino, quizá la más madura del director? Igual es porque lo que ese segmento de público lo único que quiere es películas en las que gente de 40 años diga teta y se pegue con otra gente de su edad. O igual de verdad buscan un cine adulto, entendido como cine sencillo, sin moralidades fáciles ni finales satisfactorios. En ese caso, espero que conozcan a S. Craig Zahler, uno de los directores más constantes y que mejor ejemplifican lo que debería ser el cine adulto.

S. Craig Zahler ha dirigido tan solo tres películas, pero son tres obras maestras. Son obras duras, difíciles y siempre caracterizadas tanto por una contención como por una brutalidad que cuesta encontrar hoy en día. Su punto de vista es eminentemente masculino, y no cuesta demasiado imaginarse a sus protagonistas asintiendo al escuchar un discurso de Trump. Sin embargo, como en la vida, sus obras no son blanco y negro; en un momento clave de su último largometraje, un policía dice “He sacado una bolsa de drogas de los colegios y me han suspendido por no hacerlo educadamente”. Aunque nuestro instinto es posicionarnos en contra de la ideología que propone Zahler en su cine, si reflexionamos sobre él nada es tan sencillo, y entramos en su juego lleno de grises.

'Dragged Across Concrete Craig Zahler
Mel Gibson y Vince Vaughn protagonizan ‘Dragged Across Concrete’

Su primera película, Bone Tomahawk, es un western crepuscular, muy del siglo XXI, que recuerda a True Grit de los Coen… hasta que deja de hacerlo, y evoluciona para convertirse en una bestia totalmente distinta, mucho más cruda y entrando en el terreno del gore. Fue una presentación impactante para un director debutante, pero Zahler no había hecho más que empezar. Su segunda película, Brawl in Cell Block 99, se ambienta en nuestros días, y es una reflexión sobre la clase social y para qué sirven los valores en una época en la que la consumición se basa en símbolos.

Pero su verdadera obra maestra es su tercera película, Dragged Across Concrete, una reflexión sobre clase y raza que es a su vez una buddy cop movie, película de atracos y drama social, y no se tropieza en ningún momento a la hora de desarrollarse. Sustentada en dos interpretaciones brutales por parte de Mel Gibson y Vince Vaughn, Zahler vuelve a poner las cartas sobre la mesa pero deja que seamos los espectadores los que elijamos cómo verlas.

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