‘The fall’, la guinda en el pastel de calabaza

Aunque Halloween pasó hace casi dos semanas, lo que implica que en internet ya estamos en Navidad, el cine de terror todavía está dando unos últimos coletazos, reverberaciones de estas semanas en las que ha gozado de una enorme popularidad. Ya sea en formato largo, con películas que aun resisten en la cartelera, series de televisión o, como en el caso que nos ocupa, cortometrajes.

Fotograma de The Fall, de Jonathan Glazer
Fotograma de The Fall, de Jonathan Glazer

El 31 de octubre, el canal británico BBC 2 (equivalente de La 2 de TVE) terminó sus informativos de la noche y, mientras miles de personas esperaban ver Live at the Apollo!, sin ningún tipo de aviso, comenzaron a proyectarse unas imágenes de personas enmascaradas que agitan un árbol en el que otra está subida. Muchos espectadores se quejaron por la naturaleza turbia de las imágenes, pero se trata de un programa que la BBC 2 ha llevado a cabo en más de una ocasión, incluyendo un especial de Halloween no publicitado a lo largo de su programación del 31 de octubre.

En este caso, las imágenes correspondían a The Fall, el nuevo cortometraje de Jonathan Glazer, uno de los realizadores británicos más interesantes de nuestros tiempos. El director londinense, autor de películas de la talla de Birth o Under the skin, ofrece una nueva entrada en su filmografía con siete minutos que destacan por su carácter completamente misterioso.

Jonathan Glazer con su compositora habitual, Mica Levi

Nadie sabía que iba a proyectarse, y por eso enfrentarse a las imágenes es incluso más terrorífico de lo que parece. El cortometraje, que parece sencillo en primera instancia, da pie a reflexiones morales e interpretaciones de todo tipo: aunque en un principio empatizamos con la persona que está subida en el árbol, algo nos lleva a desconfiar de ella conforme avanza el corto, incluso si no existe ningún pie narrativo para ello.

La música que acompaña, realizada por Mica Levi, a quien me atrevo a definir como una de las mejores compositoras en activo en el medio, es perfecta: una pulsación techno que acelera el corazón, incrementa la intriga y se funde con las imágenes hasta que parece casi desaparecer.

Se trata de una obra pequeña, pero un gran aperitivo para quienes esperamos ansiosos la nueva película de Glazer (que ya está en producción, y estará ambientada en el Holocausto), un director que no tiene miedo a arriesgar en sus películas con temáticas y formas rompedoras y desafiantes para el público.