Javier Tolentino
Javier Tolentino (Foto: Surtsey Films)

Javier Tolentino: «La música es disidente, no obedece prohibiciones.»

Tras más de veinte años dirigiendo uno de los programas radiofónicos más importantes de nuestro país, Javier Tolentino se ha decidido a soltar los micrófonos de RNE y dejar de hablar de cine para, en su lugar, agarrar una cámara y hacer cine.

El salmantino se presenta ahora como director de pleno derecho con un documental que, tras recibir ovaciones de público y crítica en varios festivales, se estrena ahora en salas de todo el país. Con Un blues para Teherán, el ahora realizador se embarca en un viaje musical por la lejana Irán en busca de artistas locales. Jóvenes inquietos por dar a conocer su música en un país de ideas demasiado herméticas en comparación con la riqueza cultural que posee.

Esta semana hablamos con Tolentino sobre cine, sobre periodismo, sobre cultura y libertad. 

PREGUNTA: ¿Qué motivos le empujaron a dedicarse al periodismo y, ahora, dedicarse al cine como realizador?

JAVIER TOLENTINO: Bueno, el periodismo es algo que, en todos nosotros creo, nació en mí desde pequeño. Hace unos años, publiqué un libro que se llama Disculpen que les hable de la radio donde escribo en su prologo un poco como nació esa vocación, a través de la radio-ficción de la Cadena SER, una especie de radionovela, cuando tendría unos ocho años. Desde entonces quise ser reportero, mas que periodista, ir a muchos sitios…El periodismo ha centrado mi vida. Como siempre quise hace periodismo radiofónico, cuando descubrí como oyente Radio 3, un día me presenté en la emisora, dije que quería hacer mis prácticas ahí, y así empezó todo.

Y luego, como director, el camino fue progresivo. A medida que fui centrándome en Un blues para Teherán, que ha sido el detonante de mi ‘abandono’ de la radio, fui viendo que estaba terminando un ciclo. Lo fui viendo durante la pandemia, cuando toda la gente de la radio, y los medios, hicimos un trabajo, diría, bastante suicida, desde casa, con cuatro cosas…Un programa semanal desde casa puedes hacerlo. Pero un programa diario, y de cine, bueno, pues fue algo que no me dejaba ni pensar durante esos días. Me agotó. Hablé con el director de Radio 3 y le dije que la temporada 2020-21 era la ultima. Que en la radio lo había dado todo. Veintidós años al frente de El séptimo vicio eran suficientes para mí. Y tampoco quería mezclar la difusión, los viajes y la promoción del documental con eso. No quería hacer ambas cosas al mismo tiempo.

Javier Tolentino Un blues en Teherán
Fotograma de ‘Un blues en Teherán’ (Foto: Surtsey Films)

P: ¿De donde surgió la idea de hacer este documental, de estrenarte como director con un trabajo como este?

JT: Pues nace desde el cine iraní, por una parte, y por otra, desde mi vinculación con algunos directores, españoles e iraníes. De trabajar con ellos desde la formación. Asistí a talleres, a los centros de formación de Víctor Erice, Abbas Kiarostami, Asghar Farhadi,…y empecé un poco a hacer cosas. Empecé en 2008 con una trilogía de cortometrajes, y ahora, con Un blues para Teherán quería echar una mirada a Irán desde fuera. Yo conocí el país a partir de las invitaciones que recibía para cubrir sus festivales de cine.

P: El documental busca explorar la sociedad iraní desde su música tradicional, pero también muestra una imagen diferente a la que el público puede tener de este país tan aislado.

JT: Ese era otro delos temas que también me animaba para hacer el documental. Estaba cansado de leer todos los días en la prensa europea, o en la norteamericana, meter caña constantemente a Irán, que si son los enemigos de occidente, que si esto, que si aquello…Yo que conocía otro Irán, había disfrutado con su literatura, con los grandes poetas y poetisas persas. Quería mostrar también, sin hacer juicios paralelos, que Irán no es enemigo de nadie, que tiene otra sutileza y una cultura que no tiene nada que ver con esas cosas que se dicen.

P: Yo veo la música como un arma contra la incultura, como un refugio, una crítica y vía de escape para las personas con las que hablas. De todas cosas que has recogido en el documental, cual es la que más te ha impactado?

JT: Quizás la resistencia de los cantante iraníes que desobedecen las prohibiciones y deben exiliarse a Suecia, Dinamarca o Alemania. La música es disidente, no obedece prohibiciones. Es la expresión, como el cine, de la oposición a un régimen bastante duro. Por ejemplo, todos hemos visto como Bahman Ghobadi ha tenido que rodar su película musical clandestinamente.

Javier Tolentino Un blues en Teherán
Javier Tolentino (Foto: Surtsey Films)

P: Uno de los músicos que aparece en Un blues para Teherán decía que la música es superior a otras artes porque “atraviesa paredes”, y por ende, fronteras.  Con el documental esperas que la gente no solo descubra esa música, sino que aprenda a valorarla y se interese por ella. En occidente, no tenemos mucho conocimiento de las culturas de esos países, o incluso no queremos tenerlo.

JT: Muy correcto. En principio el proyecto se iba a titular ‘Persia On Air’ y hacer que fuera un homenaje a la radio también. Se planteó seguir a un cronista radiofónico que viajaba hasta los territorios de Irán buscando viejas canciones en voz de gente joven, para ver esa transición o evolución, buscar la fusión entre la música tradicional y la contemporánea. Cuando empezamos, montamos un casting en una ciudad del norte de Irán, donde fueron varios cantantes, músicos,…y solo una chica, que fue la guinda de ese casting. Yo tenia claro, al salir de Radio 3, que la música iba a ser el vehículo o estructura sobre la que asentar este viaje.

P: Hubo algún incidente durante el rodaje, he leído que al gobierno iraní no le ha gustado el documental.

JT: El primero problema fueron toda la burocracia necesaria para viajar hasta Irán. El tiempo de espera hasta poder conseguir los visados es larguísimo. Las embajadas y consulados te piden mucha documentación para filmar allí, una por parte del Ministerio del Interior, y otra del Ministerio de Comunicación. Tardamos casi dos años en conseguirlos. Se de mucha gente que quiere hacer lo mismo, pero que acaban desistiendo por todo este punto.

Ya ahí, la única dificultad que tuvimos fue en la misma Teherán. Al ser la capital, el centro del poder político y legislativo, sacar una cámara a al calle siempre te da problemas. Cuando no te piden la documentación pues te piden no rodar a pesar de tenerla por no gustar lo que filmas. Y ya, en ultimo caso, puedes acabar también en comisaria. 

Un blues para Teherán
Una de las jóvenes cantantes que aparece en ‘Un blues para Teherán’ (Foto: Surtsey Films)

P: Cuando fuiste a las afueras, a los pueblos, para hablar con campesinos, parece que no has tenido ni el más mínimo problema en comparación a lo que te hubiera pasado en la capital.

JT: No solamente no hubo problemas, sino facilidades, afecto, cariño y colaboración. Muchas de esas personas participaron como si fueran verdadero actores. En Teherán, con la gente de la cultura, igual. Estuvimos con actores de la compañía de teatro de Teherán, con músicos, fuimos a conciertos…y nada. El problema realmente era el sacar las cámaras a la calle.

P: ¿Crees que es un producto que podría encajar en las plataforma?

JT: Por supuesto. Ya hay propuestas para deferentes plataformas. Estuvo en Filmin cuando clausuró el Festival de Cine de Gijón, en la Sección Oficial, y hubo muchísimos visionados. Cuando llegue el momento que termine su recorrido en salas y filmotecas, pues estará en plataformas seguro.

P: ¿Qué opinas de la situación del cine actualmente en nuestro país a raíz de la pandemia?

JT: Para todos los sectores del país ha sido un puñetazo en el rostro. A partir de ahora tenemos que sacar fuerza de flaqueza y ponernos las pilas porque todo se ha visto afectado. Con respecto al cine, entramos en un capitulo muy peligroso, porque ya se estaban cerrando salas. Hay muchas ciudades que no tienen siquiera salas, algo muy bonito y tradicional, en su centro. Las plataformas antes no estaban asentadas, pero con la pandemia, todo el mundo ha descubierto que por 6 euros tiene acceso a 6000 películas. ¿Esto que significa? Pues no lo sabemos.

Supongo que el cine de autor será el menos afectado, porque siempre ha vivido como en un mundo clandestino, entre filmotecas, cinetecas…hemos defendido esas películas con algunos eventos, encuentros,…estamos acostumbrados a ello. Pero el resto de pantallas y salas, si el no tener el suficiente número de espectadores significa su cierre…No lo sabemos, es un misterio. Ojalá no suceda nada, pero me temo que si lo hará, no se hasta que punto.

P: ¿Qué películas, actores o realizadores le han marcado como comunicador y ahora como director?

JT: El cine de Carlos Saura, de Víctor Erice, de Jose Luis Guerín, de Emilio Martín Patino, de Jesús Franco,….es un cine que me ha interesado y marcado bastante. El cine norteamericano independiente de Cassavetes, de Tarantino, es el cine que me ha gustado. El cine oriental de Wong Kar-Wai, el nuevo cine africano, las primeras producciones de Abderraman Sissaku, es un cine que también me ha gustado mucho. Te podrá decir títulos. La vaca, Canciones para después de una guerra, Tango, La pequeña vendedora de sol,…El hombre que mató a Liberty Valance de John Ford, como tras analizar esta película acabas pensando que mas que ser un western es una historia de amor.

Podríamos estar toda la noche hablando del cine que me ha gustado y porqué. Los grandes clásicos, Rosselini, Fellini, Visconte, Bergman, Antonioni,…Tengo un libro, El cine que me importa, donde hago una revisión de 100 películas que he visto a lo largo de mi vida.

También decirte que, aparte de cineastas, me han influido críticos. Roman Gubern fue, junto con Julio Diamante, Alfonso Sánchez, Eduardo Pérez Orozco, Ángel Fernández-Santos, Diego Galán, Fernando Lara,…críticos que me han influido bastante, como referentes.

P: ¿Qué otros proyectos cinematográficos tiene en marcha?

JT: En cuanto a nuevos proyectos, estoy montando el tercer cortometraje de la trilogía que te comenté. También estoy escribiendo dos nuevos libros, y un segundo largo en ciernes. Tenemos cerrado el guion y lo hemos presentado en las instituciones. Tengo algunas propuestas para volver a la radio, pero creo que eso no pasará.

P: ¿Qué consejo podría darle los jóvenes que están dando sus primeros pasos en esta profesión?

JT: Mas que un consejo, una sugerencia, que tengan muy claro lo que quieren hacer. El periodismo es muy abierto. Hay que tener muy en cuenta la libertad y la independencia. Sin esos principios uno se convierte en publicista o relaciones públicas. Hay que trabajar mucho, pero al final todo se consigue. Pienso que teniendo claro lo que uno quiere hacer, y a eso le añades vocación, trabajo y ganas, se consigue todo.