Encuentro con María Cañas, artista visual.

Se autodenomina «La archivera de Sevilla» y dice estar enamorada del cerdo ibérico. Amante del cine desde la edad temprana, decidió abandonar Comunicación Audiovisual para estudiar Bellas Artes. Hoy, con sus obras recorriendo medio mundo, su cinefilia sigue influyendo notablemente en su vocación creadora. Nos reunimos con María Cañas, artista visual.

Fotografía de Jose Carvajal

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La zona en la que se ha propiciado el encuentro es una de las más frecuentadas por ese sector minoritario de sevillanos que jamás derramarán una lágrima al grito de “Al cielo con ella”; esos que acuden al herbolario en busca de un remedio para los efectos tóxicos que provocan en ellos la cercanía de cualquier engominado con camisa de rallas y jersey caído sobre los hombros. Desertores del serranito. Devoradores de sushi. Integrantes del gremio neohippy, también denominados gafapastas, modernos, bohemios, artistas.  Todos siguen una estética común: descuidada en apariencia, pero planificada hasta el detalle más minúsculo. Y aunque en el territorio de lo subversivo es complicado hallar transeúntes que difieran del gremio, la misteriosa figura que se acerca con parsimonia casi lo logra. Ese aire entre misterioso y extraño, acrecentado por unas gafas de sol y un atuendo ausente de colorido, solo puede pertenecer a ella.

María Cañas llega a la entrevista medio afónica. Se esfuerza en explicar que viene del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo donde estos días se expone Risas en la oscuridad, una recopilación de sus obras más trascendentales.

El objetivo de este encuentro es, precisamente, dar una interpretación más precisa de esas obras; tratar de comprender a una mente capaz de poner en el mismo nivel a la hecatombe y a la carcajada en un videocollage sobre Hitler, en una cajetilla de tabaco reciclada o  en una montaña de chatarra. Pero quien está sentada en la cafetería esperando a ser acribillada a preguntas no parece tener las claves necesarias para descifrar ese enigma. En ese momento María es una niña tímida, o una anciana al límite de sus fuerzas. Tiembla y mira a todos lados intentando encontrar  un rincón lo bastante seguro para refugiarse. Abre una pequeña mochila negra que lleva consigo y saca unos papeles que le servirán de guía para enfrentarse al cuestionario. También pone en la mesa una pequeña grabadora que, según dice, puede ser de utilidad si falla la que ya lleva unos minutos grabando.

De repente se arma de valor y decide ser ella la que lance la primera pregunta:

– ¿Cómo lo hacemos entonces?

-Pues para empezar nos gustaría que nos hablases de tu infancia y tu adolescencia.

-Bueno… a ver a mí me han pasado algunas cosas que no quiero contar.

-No te preocupes. Nosotros respetamos tu intimidad.

En ese momento los disparos del fotógrafo la sorprenden. Por un momento la niña tímida vence a la anciana. Se frota los ojos, pequeños y expresivos, y se peina el pelo con la mano. Después saca un pequeño pintalabios y empieza a retocarse los labios de forma coqueta. Cuando su boca está lista para la cámara guarda la pintura y le da al play de su grabadora.

-Bueno hija, pues tú me dices entonces.

Así comienza una entrevista en la que la anciana y la niña se irán quedando en la retaguardia para dar paso a una mujer terremoto, que hablará apasionadamente citando a algunos de sus autores favoritos, Nietzsche, Welles, Cernuda o Capote, con un marcado acento sevillano.

Empezó a desarrollar la atracción por las imágenes a los 5 años cuando, acompañada de un plato de patatas fritas y una fanta, se sentaba a ver ‘Pipi Calzaslargas’ y ‘La bola de cristal’. Esos fueron los primeros relatos audiovisuales que absorvió. Sin embargo, empezó a experimentar de primera mano la magia del cine el día que se negó a bañarse en el mar tras haber visto ‘Piraña’ y ‘Tiburón’. También reconoce que hubo ocasiones en las que renegó de la bañera por miedo a que el asesino de ‘Psicosis’ la acuchillara y que siempre quiso vivir en ‘El planeta de los simios’. Aunque la cinefilia no era la única protagonista de sus ratos libres. Solía leer mucho, en especial un libro que le regaló su madre en el que Caperucita Roja se rebela contra el lobo feroz, y a menudo disfrutaba dando una nueva vida a objetos aparentemente inservibles. “Yo de chica hacía muchos collages con hojas, con conchas. Guardaba las pelusas y los papeles de los chicles. Eso de la videorremezcla, el collage y lo de encontrarme a mí misma en la ruina y los fragmentos, ya viene de chica”. Félix Rodríguez de la Fuente solía ser uno de sus ídolos sin embargo hoy, liberada de la incredulidad juvenil, mira sus ensoñaciones desde otro punto de vista. “ Era un amante de los animales pero también había en él mucho de periodismo sensacionalista y amarillista porque ponía a los animales al límite con tal de darle al público lo que quería ver, así que fue un poco el precursor de los realities con animales.»

Si le preguntan por sus padres no puede disimular un semblante tristón. “Mi padre era más estricto que mi madre, porque mi madre era heavy metal total con una gran sensibilidad artística. Mi hermana y yo recibimos los mismos estímulos, pero no tenemos nada que ver. Mi hermana es la oveja blanca, una médica perfecta y yo soy una videoterrorista, una videoguerrillera, una loca. Yo era una niña traumática en un colegio de monjas… aunque no quiero decir nada más porque si te muestras demasiado frágil luego te dan por todos los lados. Pero bueno, eso me llevó a refugiarme en el arte, el cine y la literatura.” Se recompone inmediatamente al recordar que precisamente ellos no pusieron objeción alguna cuando rechazó su consejo de estudiar Derecho y se matriculó en Comunicación Audiovisual con la esperanza de realzar sus inquietudes cinéfilas. Una decisión que le trajo más quebraderos de cabeza que satisfacciones. Descubrió que no estaba hecha para lidiar con las pretensiones academicistas, que muy poco de lo que allí contaban le interesaba realmente, que aquellas montañas de apuntes cargados de tecnicismos no hacían más que cohartar su libertad creadora.Y esa coacción la acompañó durante una larga etapa de su vida, desde que abandonó audiovisuales hasta que terminó Bellas Artes. “Yo en Bellas Artes lo pasé fatal porque aquello era super carca. Eso de pintar mujeres con las naranjas y los botijos… yo quería ser expresionista. La carrera es un mero trámite por tener un papel. Yo no tenía ni el título. Lo tenía, pero lo tenía debajo de una mesa camilla en casa de mi madre y mi madre regaló la camilla a RETO, así que yo lo he perdido. Y yo mira todo lo que curro, lo que he currado, mira todos los sitios de los que me llaman y yo no he enseñado un papel en la puta vida. Porque los académicos están todo el día pidiendo papeles, ahí peleaos. Además, se dan muchas puñaladas traperas por esto de a ver quién tiene más méritos y llega a catedrático. No me atrae nada el ambiente académico de aquí. Así que mientras pueda ir por libre…”

Al terminar su formación académica pudo finalmente empezar a vivir, o empezar a soportar la vida. Abrazó la ansiada libertad y comenzó a crear. El amor por el cine estaba vigente, siempre lo había estado, y a ello se unió la visión descarnada de María hacia el mundo moderno: El avance de las nuevas tecnologías y la proliferación de internet es, paradójicamente, inversamente proporcional a nuestra culturización porque, en lugar de utilizar esos recursos a nuestra disposición para tratar de aumentar nuestros conocimientos, nos dejamos infoxicar sin oponer resistencia y caemos en la banalidad de las redes sociales. Así, se nos olvida poco a poco lo que es un libro y para qué sirve. Por si esto fuera poco, nos encandilan ideologías infundadas, mitos, folclore, dogmas… Y se forma una espiral de estupidez de la que participa el ser humano desde sus orígenes. María decidió resistir a todo aquello mediante la risa. Así, comenzó a hacer uso de todo el detritus audiovisual (imágenes ya creadas sin utilidad ni trascendencia) para crear sus propios discursos satíricos. Sátira que va dirigida a los fanatismos religiosos, entre ellos los que genera la Semana Santa sevillana, a las fiestas populares, a los fascismos y dictaduras, y a la creación de mitos como el de Michael Jackson. “El arte para mí genera endorfinas para soportar el dolor de la vida. El arte es mi religión. Art is my religion. Es lo que me hace seguir «palante» pero también, como dice Truman Capote, te dan un don y también un látigo para que te fustigues… pues el mío es ser archivera. El arte requiere mucho esfuerzo y mucho sacrificio.  Hay quien no tiene humor para esta remezcla política que yo llevo a cabo, y para mí el humor es imprescindible. Mi frente es la risa. Yo practico la risastencia.”

La atemporalidad la envuelve, ella misma lo reconoce. “Yo soy como una niña vieja. No tengo mucha conciencia real de la edad. Hay veces que me siento como una cría y otras veces, en cambio, siento que tengo 100 años. El tiempo y la historia me los paso por el forro.”  Sin embargo cuando damos en el punto clave de su diana, la de su creación artística no queda ni rastro de niña cohibida, ni de anciana indefensa. Ahora es puro fuego. Habla con convicción y alza el puño de vez en cuando. Ofrece su particular visión del mundo sin titubear.
“En mi arte intento transmitir el hecho de que solo somos simples humanos, no somos nada. Porque en cualquier momento vienen los UFO y los OVNIS y el tsunami y nos vamos todos a tomar por culo. Yo soy de la iglesia de Alan Moore, el de Watchmen, y este tiene un documental que dice eso, que al final estamos todos a la deriva, que si algún día a los amigos de Tejero les da por cortar la luz nos vamos todos a tomar por culo. ¿Tú te imaginas el caos que sería? Yo soy bastante descreída de la humanidad y pienso que otras especies como los animales y las plantas están más evolucionadas. No creo que la humanidad haya evolucionado nada. Yo veo la película ‘En busca del fuego’ y ahí están los prehistóricos dando guerra, partiéndose palos en la cabeza y ahí viendo quien chinga más y quién come más y seguimos igual pero con el petróleo, la economía de guerra y los smartphones.»
Su referencia a la cinta de Jean- Jacques Annaud hace que la entrevistadora rememore una de las citas de la artista:
– Y quien ha sido mono siempre lo será, ¿no?
“claro. Yo es que no soy moralista. Yo soy poliédrica, polisémica, caleidoscópica. Yo muestro todo este barbarismo de los tiempos de internet y ya después cada uno que saque sus conclusiones. Y al final todos estamos a la deriva y lo que nos queda es un poco de amor. La patria es si acaso uno mismo y unos cuantos amigos. Lo que te queda es el amor de la gente que quieres y que tienes alrededor y poco más. Y eso, la risastencia. El humor de todos los colores, carnavalesco, gore, esperpéntico… como una forma de resistencia popular»
Así que María no confía en el ser humano y no ve salida alguna a la realidad a la que nos ha llevado esta especie. La acción más efectiva que conoce para combatir las contradicciones del mundo es también, por desgracia, la más utópica. “Yo veo que estamos en una situación política bastante cañera y de cambio. Tengo amigos en partidos y me han dicho ¡tú aquí no aguantabas ni dos minutos! Ya te he dicho que mi frente no es la política ni la economía. Mi frente es el librepensamiento, la anarquía, el archivo del caos, el arte… mi frente es la videoguerrilla. Creo que en estos momentos políticos y sociales tan convulsos hay que agitar y sospechar de todo nuestro imaginario, de nuestro paisaje audiovisual para transformarnos en seres más libres, más críticos y más creativos. Y yo como San Manuel Bueno Mártir es lo que hago con todas las clases y los talleres que imparto. Mi ilusión en la vida es eso, encender, apasionar, despertar el pensamiento crítico y reflexivo. “

 

Uno de los pilares fundamentales de Risas en la oscuridad es ‘Holy Thriller’, un vídeo compuesto de varios planos en blanco y negro en los que se deja ver una procesión de Semana Santa. La virgen avanza con los movimientos de izquierda a derecha habituales; las señoras con mantilla lloran y los costaleros marchan aunados. Todo ello mientras suena ‘Thriller’ de Michael Jackson. Otra producción, Sé villana. La Sevilla del Diablo, es una gran historia de intrahistoria, una insumisión por sevillanas, una reivindicación de las pequeñas resistencias populares indomables que cuestionan los discursos oficiales. Es un muestrario rebelión  sobre la industria de los fanatismos y un homenaje a la humanidad más «aperreá».  En un fragmento de ella, María muestra  la parte más sórdida de la Feria de abril.  Quien conoce estas celebraciones o ha asistido alguna vez no puede evitar soltar alguna carcajada o esbozar una sonrisa, por mínima que sea. A no ser que el espectador en cuestión se sienta ofendido por ver a su virgen parodiada, que también podría ser. Lo que está claro es que cualquiera podría pensar que la artista detesta ambas tradiciones y que por ello pretende dejarlas en ridículo, aunque nada más lejos de la realidad. Lo que María siente hacia Sevilla y sus fiestas es puro amor odio. “Yo puedo estar con una amiga viendo a La Macarena con las señoras llorando detrás y estar con los pelos de punta. Yo es que creo que entre el amor y el odio hay poca diferencia. No podemos diferenciar porque todo es más complejo. Ya lo decía Cernuda… ¡Canta y llora que es lo mismo! Y, sí, amigos, el tío Federico (Nietzsche) y Emma Goldman (» Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa»), tienen más razón que un santo: solo podemos creer en un dios bailongo como decía Nietzsche.”  Y el motivo por el que ella profesa admiración por una celebración que también odia, es que pese al efecto narcotizante que ejercen las fiestas populares sobre el pueblo, el pueblo necesita el arte para afrontar la realidad. “Yo me documento mogollón y además leo muchísimo. Para los guionistas y para todo es necesario leer. El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria como decía Sábato y por ello todo esto del cante, el flamenco… durante la guerra civil o las épocas de penuria pues daba mucha fuerza para vivir y ahora flo6x8 bailando en los bancos o el parlamento igual.» 

Holy Thriller. Según María Cañas «Un canto gore al neopaganismo pop de Michael Jackson en fusión con la liturgia de los pasos de Semana Santa.»

 

Y Michael Jackson no solo está presente en el vídeo satírico de la Semana Santa. También tiene su propio apartado como personaje de la cultura popular americana que ha sido mitificado y situado prácticamente a la altura de Dios. Cañas ve a Jackson como un personaje contradictorio, que por un lado difunde un mensaje de amor y ayuda hacia los niños enfermos pero que por otro constituye el fantasma de la pederastia. “Tú fíjate en los mitos. Porque en mi época era el hombre del saco y hoy en día es el fantasma de Michael, que me acojona. Que mi vecina me diga… Illa, esta noche no he dormido porque mi hija se ha venido a mi cama asustada porque se le había aparecido el fantasma de Michael Jackson. Me fascina toda esta mitomanía, estos dictadores, telepredicadores, mitos pop que se entremezclan entre la religión y la fiesta. A mi poner a Michel Jackson bailando por Camarón me emociona. Me interesa mucho la mezcla de lo local con lo internacional, lo glocal, el cruce de culturas, lo transnacional.»

Si puede poner a Jackson a bailar por Camarón, tampoco tiene reparos en mezclar imágenes de los discursos del führer con platillos volantes y añadir ‘Just a Gigolo’ como tema de fondo. Esta remezcla la lleva a cabo En ‘Mi lucha’, un vídeo en el que tres titanes le otorgan poder absoluto a Hitler como parte de una macabra broma a la humanidad. “A mí me dijo una vez un crítico que yo era una Tarantina de la era youtube porque realmente lo que hace Malditos Bastardos es lo que yo hago en Mi Lucha, darle por culo a la historia del nazismo y reirme de ella.”

Así presenta la artista ‘Mi lucha’: «Yo como titanilla, con el poder conspiranoico gamberro que me otorga el Arte para reinventar la Historia (igual que Tarantino en Malditos Bastardos), transmuto el fanatismo nazi por la pureza racial aria en furor devocionario hacia el fenómeno OVNI.»

https://www.youtube.com/watch?v=jbM3Jm7xT6U

 

Aunque no todo son bromas y carcajadas en su arte. Sorprende como la artista puede hacer que nos embargue una sensación de inquietud transportándonos con sus collages kitsch a los confines del mal gusto. Cerdos yuxtapuestos a extremidades, penes sustituyendo a cabezas, seres mitad animales mitad humanos, zoofilia, pornografía… representaciones bizarras propias de las películas de serie B más cutres. Porque según María es en esos mundos desagradables donde se encuentra “la evolución frente a todos los purismos y las pacaterías” Ella prefiere canalizar la oscuridad que lleva dentro a través de sus obras en lugar de producir obras contemplativas y dar rienda suelta a sus instintos más feroces en la vida real, como asegura es el caso de algunos de sus amigos artistas. “a mí el terror y los monstruos me interesan muchísimo para evolucionar. Nosotros somos luz y oscuridad. Yo me considero una persona luminosa, tengo alegría, soy buena comunicadora, pero a la hora de manifestarme me atrae muchísimo como le pasa a David Lynch o a Buñuel, que son algunos de mis maestros, me interesa muchísimo el oscurantismo estético. Creo que es bueno echar toda esta oscuridad fuera porque si te lo quedas dentro explotas. Es como una necesidad de manifestar la parte oscura, el yo reprimido.”
Es por eso que cuando los críticos de arte conocen a María personalmente se encuentran con una de sus contradicciones más características. Les sorprende que la cara de la perversión tenga esos ojillos inocentes y esa media sonrisita dulzona.
“A mí me hace mucha gracia lo que me ha pasado con muchos críticos de arte que me dicen: Pero… ¿Tú eres María Cañas? Si no tienes ni media hostia. Yo no bebo, hago deporte, hago yoga. Sí que tomo pastillas para dormir porque estoy muy cargada. Es decir, yo tengo necesidad de sacar ese lado mío porque soy totalmente lo contrario. Tengo amigos que hacen un cine súper contemplativo y después se meten en unos líos y se van a unos sitios… En fin, que el arte es una forma de liberarme y de vivir. Yo es que soy muy contradictoria. Mi motor es la contradicción, como decía Orson Welles.”

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Obras de La serie Mata, perteneciente a la exposición Risas en la Oscuridad

 

A María el arte no le da para llegar a fin de mes y es por eso que se ve obligada a buscar formas alternativas de financiación. Colabora con el máster experimental de cine y fotografía en Madrid y con otras universidades, incluida la autónoma de Barcelona. Acude a centros de arte y a festivales, imparte cursos a pequeños grupos de alumnos e incluso ha realizado varios videoclips. Y ella no es bastante asidua a los festivales de música. Los considera una vía fácil para llegar al público que consume videoclips de música moderna siendo a su vez incapaz de digerir arte contemporáneo. “Por eso yo lo que intento hacer es salvajismo mediático, ocio terrorífico que nos haga rugir  porque yo creo que hoy en día cada uno hacemos nuestra propia televisión en internet, la revolución no será televisada y se produce en callejones sin salida. Entonces por eso genero esos relatos a contracorriente, lowcost, de cultura crítica.”

 

Ha iniciado su propia revolución. La del librepensamiento, el arte y la conciencia crítica. Para llevarla a cabo no confía en la ayuda de partidos políticos, ni en los dogmas.  “Yo quiero ser un espíritu libre y los espíritus libres no admiten ni certezas, ni dogmas. La regla de oro para mí es que no hay regla de oro. La libertad no soporta la patria, ni la santidad, ni las modas, ni el poder dictatorial. Todo lo que propone una superioridad moral o una línea a seguir, un partido… no es de fiar. Yo prefiero creer en la deriva como dice Alan Moore, por eso me cago en todos los fanatismos, en patrias, símbolos, mitos, groupies y mi obra va alrededor de eso.”
Entonces se acuerda de cuando, próximas las elecciones, varios representantes de partidos políticos se pusieron en contacto con ella para pedirle que apoyara públicamente sus campañas y de cómo pasó de ellos convencida de que la política carece de utilidad a la hora de mejorar el mundo. “Yo lo que hago es educar. Hay muchos alumnos que me escriben y me dan las gracias. Tampoco es que vaya yo de Mesías ni de nada… pero que mi granito de arena lo aporto para que la gente siga su camino y se active. Me interesa formar a personas aptas para gobernarse a sí mismas y no para ser gobernadas por otros.” Y esos otros a los que se refiere la hacen fruncir el ceño y encogerse de hombros en señal de resignación. “Yo creo que la política debería ser un arte, pero lo que es en realidad es una forma de que la gente haga una carrera y trepar para después robarle dinero al pueblo. Menos Julio Anguita y dos más que haya por ahí…Creo que a la gente se le ha ido bastante la olla con el tema de la avaricia.” Hace referencia a Iñaki Urdangarín y añade: “Yo que sé… es que yo no entiendo la codicia de la gente. Se puede vivir con menos y ser feliz ¿No? ”

 

Lo poco que María sería capaz de trasladar a la acción política quizá sea un asunto que le afecta directamente y es la “inmediata” liberación de la memoria histórica. “Tengo amigos que han hecho documentales sobre la República y han tenido que pagar 300 euros el minuto del NO- DO y eso no puede ser. Que nuestra memoria histórica esté secuestrada  aunque nos pertenezca a todos es injusto. Me considero una defensora a ultranza de la no privatización y la liberalización de nuestra memoria histórica e imaginarios. Soy activista comprometida con la cultura libre y con la idea de cultura como construcción colectiva. ¡Vida eterna al dominio público! Es de las pocas causas políticas por las que le merece realmente la pena luchar porque supone la posibilidad de abrirle otra puerta a la libertad, a la libertad cultural.”

Ella quiere seguir hablando y a nosotros no nos importaría seguir escuchándola siempre y cuando hubiera un descanso de por medio. Porque María es sin duda sensible, pero su intensidad puede llegar a arrastrarte a la profundidad de sus pensamientos. Quizá no hayamos podido, como pretendíamos en un principio, conocer con exactitud los fenómenos que provocan una mente tan compleja. Al comenzar la conversación nos adentramos sin quererlo en un laberinto del que ni siquiera tras la despedida hemos logrado salir. ¿Que quién es María Cañas? “pues un misterio dentro de un enigma y dentro de un acertijo”. Y quizá sea mejor dejarlo así. Quizá la magia del arte moderno esté en que nos sirve de apoyo para seguir avanzando, aunque no tengamos ni idea de en qué consiste.