Cuenta atrás para Hollywood: Death Proof (2007)

Robert Rodríguez es un nombre esencial que debe ser mencionado en la filmografía de Quentin Tarantino. Productor, guionista, compositor y director, el texano de ascendencia mexicana es una de las amistades más intimas del cineasta de Tennessee. Han colaborado en dos películas juntos (Four Rooms y From Dusk Till Dawn). Además, Rodríguez compuso algunas piezas para la banda sonora del Volumen II de Kill Bill, favor que Tarantino le devolvió dirigiendo un pequeño fragmento de Sin City.

En 2007, deciden trabajar codo con codo en Grindhouse, un proyecto mayor que consistía en un doble pase (Rodríguez dirigiría una historia de zombies titulada Planet Terror y Tarantino un slasher carsploitation llamado Death Proof) que rinde homenaje a las cintas de explotación de serie B, con un interludio repleto de tráilers falsos creados por directores reconocidos como Edgar Wright, Rob Zombie, Eli Roth o el mismísimo Rodríguez. Las películas, con un presupuesto alto pero comedido, están dañadas en imagen y sonido aposta, así como cortada en ciertos momentos, para simular el desgaste que sufrían las películas que, en los setenta, iban de autocine en autocine hasta que la cinta era irreproducible. Los protagonistas, la música y los efectos especiales son todo un homenaje a los clichés que se repetían sistemáticamente en el género de explotación de la época.

El tributo es un relativo éxito en Estados Unidos donde se proyecta en su integridad tal y como habían diseñado los dos amigos, pero fracasa en el resto del mundo cuando las dos películas son separadas, los tráilers falsos eliminados, son proyectadas en escasos cines y la cultura a la que rinde homenaje no es bien entendida por el público europeo.

La persecución final rinde homenajes a películas como ‘Mad Max’, ‘Bullit’ o ‘La polizia sta a guardare’.

Pese a todo (y quizás hablaremos en otra ocasión de Planet Terror), Death Proof resulta un entretenimiento de muy alta calidad siempre que uno conozca el contexto en el que se ha rodado la película. Y en caso contrario, su tercer acto es todo un espectáculo de acción que merece ser visionado. La película relata las andanzas de Stuntman Mike (Kurt Russell), un ex-doble de acción de coches retirado que acosa, persigue y asesina a chicas jóvenes por los bares de carretera con su Chevy Nova 1970 de especialista a prueba de muerte.

En primera estancia, Tarantino tenía en mente para el papel a Sylvester Stallone, que rechazó la oferta. Zöe Bell, que aparece interpretándose a sí misma, realiza todas las escenas de riesgo del tercer acto sin ayuda externa y, el momento de las cuatro chicas sentadas en círculo en la cafetería charlando, supone una autoreferencia de Tarantino a la escena inicial Reservoir Dogs. Durante toda la película, e incluyo a una de sus mejores selecciones musicales en ella, es una sarta descarada de referencias en segundo plano a películas de explotación tan desconocidas como el drama mexicano The Three Elenas o el giallo L’uccello dalle piume di cristallo. La sola elección de Russell como protagonista es todo un homenaje a John Carpenter, el rey del terror y la ciencia ficción de los setenta.

Death Proof es un divertimento bizarro y extremo, producto de todo aquel cine de serie B, Z y gore que consumieron Tarantino y Rodríguez como adolescentes en el sur de Estados Unidos y en California. Una montaña rusa que deja las primeras pistas de lo que, parece, proyectará de manera más honda en Once Upon a Time in Hollywood: el terror americano e italiano, el metacine como trasfondo de la historia y habladurías de una época dorada que era una ilusión. La banda sonora es una vuelta al Tarantino de la música negra y rock de los ’60 y ’70 de Reservoir Dogs y Pulp Fiction, con piezas de la etapa giallo de Morricone y fragmentos de cinta carsploitation.

El proyecto Grindhouse acaba siendo un fracaso comercial y personal; un varapalo motivacional que Tarantino explica como una autoestima desorbitada en la que creía que todo su público le seguiría a donde fuera, cosa que no sucedió.

Dos años después, se decidirá a rodar en formato de miniserie una historia que le ronda desde finales de los noventa sobre unos soldados americanos infiltrados en la Francia nazi. Pero alguien le convenció de intentar una última vez suerte en las salas de cine…

 

Nota: 8

Presupuesto: 30.000.000 $

Recaudación: 30.700.000 $ (Mundial + Mercado doméstico)

Escena icónica: El baile sensual de Butterfly a Stuntman Mike al son de «Down in Mexico» de The Coasters.

Una frase: “This car is 100% death proof. Only to get the benefit of it, honey, you really need to be sitting in my seat!