Crónica de una experiencia anunciada: geishas y samuráis en Film Experience Express

Hace varias semanas recibí una invitación VIP de parte de la actriz canaria María Hierro (La pasajera, La guía del silencio, Nostalgia, Lo que la vida te da) para vivir una experiencia única. Todo se remonta al mes de julio del año pasado, acudí al Tenerife Espacio de las Artes a conocer la nueva empresa de Team Building de Hierro y el director Cándido Pérez Armas (A 50 mm, Blue Love, La guía del silencio).

El proyecto es muy singular, consiste en vivir una experiencia de cine como un verdadero actor. Durante un día se graba una película de entre seis y diez minutos de duración, donde el consumidor recibe todos los materiales necesarios. El proceso se vive en su integridad, se lleva a cabo la realización de un casting, una entrega de guion, hay ensayos, pruebas de vestuario, catering… Una vez la preproducción está terminada comienza el rodaje que, además, incluye fotos, el making off y tomas falsas. Así pues, la vivencia no solo dura un día, todo comienza uno o dos meses antes. Durante las distintas semanas el usuario recibe instrucciones, elige el género en el que se basará el futuro filme, se le entrega una sinopsis, se visiona algunas películas imprescindibles para la caracterización, etc.

La experiencia

Tras aceptar la invitación recibí un correo de la productora. Una serie de pautas sobre vestuario para ese día y dos recomendaciones: Memorias de una Geisha (Rob Marshall, 2005) y M Butterfly (David Cronenberg, 1993). Además la temática general de la futura cinta era revelado, me sorprendió y automáticamente comencé a fantasear con la experiencia: samuráis y geishas.

La semana continuó y vi, de nuevo, las obras recomendadas así como la ópera de Giacomo Puccini, Madama Butterfly. Las piezas me resultaron formidables. En la segunda semana recibí otro correo, el remitente era Trust Producciones Hiero S.L, se hacía oficial el reparto. Un conjunto de personas pertenecientes al mundo de la comunicación, la moda, la abogacía y el turismo pasaríamos un día de cine en la Casa Lercaro, en La Orotova (Tenerife).

El día de rodaje comenzó a las 8:00, era esencial el madrugón, parte habitual en la vida de un actor. Un coffee-break en el que conocí a todos las actrices y actores, así como al gran equipo de dirección, realización, vestuario y maquillaje. A las 8:30 comenzó oficialmente el casting, el cineasta Cándido Pérez de Arma nos esperaba en una sala, a mi prueba entré junto a otras dos personas, ¿cómo saludaría una geisha, de qué manera saludaría un samurái?, fueron algunas de las preguntas que nos pusieron en situación. Obtuve el papel de geisha, al igual que mis acompañantes.

Acto seguido se repartió el guion, Pérez reunió al equipo e hicimos una lectura intensiva en la que se nos explicaba cada escena y lo que se esperaba de nosotros. Teníamos dos horas y media para estar listos, mi caracterización comenzó en maquillaje, la artista encargada de mi transformación fue Ana Cristina Hernández, profesional del sector que hizo un trabajo ejemplar. A continuación, pasé a vestuario, dos jóvenes se pusieron manos a la obra y me convertí en una maiko, kimono rojo y floral, fajín obi, calcetines y calzado adecuado. Una vez vestida y maquillada tocó el turno de la peluquería, dos peluqueras transformaron mi cabello, crepándolo, con rulos y flores. Estaba preparada. Cabe destacar que durante todo este proceso un equipo de cámaras seguía el paso de los actores. Una vez recibí el visto bueno por parte de la producción, acudí a un espacio decorado con parasoles de colores y flores secas para una pequeña sesión de fotos.

Los espectaculares recovecos de la Casa Lercaro y la magnífica caracterización lograban que pudiera cerrar los ojos y creer que realmente me encontraba en Japón y estaba viviendo lo que se convertiría en la comedia de Memorias de una Geisha.

El rodaje comenzó a las 10:30 y finalizó a las 19:00 horas, incluyendo un delicioso almuerzo, una dulce merienda y paradas para retoques. Durante todo el proceso, el grupo poco a poco empezó a formar parte de la columna vertebral del cortometraje, conviviendo y compartiendo con el equipo técnico una vivencia única en la que la risa fue el motor. No obstante, todos estábamos trabajando y aprendiendo sobre un área fascinante que nos acercó a un mundo idílico y duro a la vez. “Trabajar en una película, sea del tipo que sea, consiste es resolver problemas y saber adaptarnos”, señaló Cándido Pérez de Armas. María Hierro, por su parte partía de su experiencia y apuntó en reiteradas ocasiones que “Film Experience Express es un proyecto que nos enseña a trabajar en equipo, a disfrutar y sobre todo a entender el complejo mundo del cine. Todos vemos los premios y el resultado, sin embargo, las esperas, los contratiempos, las repeticiones… También forman parte de la vida profesional de los actores”.

Y es que además de un día irrepetible, los presentes conocimos la parte más áspera y bella del séptimo arte. Además de la importancia y respeto de todos aquellos sin los que sería posible, sonidistas, fotógrafos, guionistas, maquilladores, peluqueros, estilistas, productores, catering… Compartir es vivir y eso es Film Experience Express.

La velada concluyó con un brindis grupal y una sonrisa enorme. También estuvo presente el sentimiento de tristeza, habíamos formado un equipo unido y ahora tocaba regresar a la rutina. La película había sido grabada. Durante las semanas siguientes recibiríamos todo el material. Al día siguiente era lunes, cuando sonó el despertador quise enfundarme el precioso kimono y volver a hablar en japonés inventado, pero debía escribir algunas piezas y grabar un programa de radio. Durante todo el día me acompañó un sentimiento que ahora es una certeza: esta no será mi última experiencia Film Experience Express.