Crítica – Sharp Objects (T1)

Título original: Sharp Objects

Año: 2018

Duración: 60 minutos

País: Estados Unidos

Dirección: Marti Noxon (Creator), Jean-Marc Vallée

Guion: Marti Noxon, Scott Brown, Ariella Blejer, Dawn Kamoche, Vince Calandra, Alex Metcalf (Novela: Gillian Flynn)

Fotografía: Yves Bélanger, Ronald Plant

Reparto: Amy Adams, Patricia Clarkson, Chris Messina, Eliza Scanlen, Taylor John Smith, Will Chase, Jackson Hurst,

Catherine Carlen, Madison Davenport, Elizabeth Perkins y Dylan Schombing

Género: drama, thriller

Individualmente series como Unreal o Big Little Lies, entre otras, son una auténtica maravilla, cuentan en su reparto con actrices y actores consagrados que defienden guiones complejos con óptimos resultados, ¿detrás de ellas? Marti Nixon y Jean-Marc Vallée.

Si a nivel individual estos creadores han regalado perlas, durante los últimos años, a la historia del audiovisual norteamericano, lo que pueden hacer juntos, por antonomasia, debe ser celestial. Sin embargo, cuando se trata de cine y de grandes producciones son cientos de factores los que deben alinearse para que la suma sea positiva.

La cadena HBO estrenó hace varias semanas una nueva miniserie, Sharp Objects, un thriller psicológico, basado en la novela homónima de la periodista y escritora Gillian Flynn; por ahora, la fórmula no está nada mal, a este hecho se le suma el siguiente reparto: Amy Adams, Patricia Clarkson, Chris Messina, Eliza Scanlen, Taylor John Smith, Will Chase, Jackson Hurst, Catherine Carlen, Madison Davenport, Elizabeth Perkins y Dylan Schombing; y en la dirección Nixon y Jean-Marc Vallée. La fórmula es amor a primera vista y una vez Sharp Objects aparece en la pantalla puede calificarse de serendipia. Secretos, misterios, crimen, periodismo y personajes complejos se mezclan en cada capítulo dejando al espectador exhausto.

La trama narra la vida de la periodista Camille Preaker (Amy Adams) que, después de pasar un breve tiempo en un hospital psiquiátrico, la debe regresar a su pequeña ciudad natal para cubrir los asesinatos violentos de dos chicas preadolescentes. Durante años, Camille apenas ha hablado con Adora Crellin, su madre neurótica e hipocondríaca y con Amma, su media hermana, una joven a quien apenas conoce. Instalada en su antiguo dormitorio en la mansión victoriana de su familia, Camille pronto se encuentra identificándose con las jóvenes víctimas. Atrapada por sus propios demonios, debe de desentrañar el rompecabezas psicológico de su propio pasado si quiere obtener la historia y encontrar al culpable de los crímenes.

La ficción marca el ritmo de avance en la historia de forma concisa, una de sus maneras es con mensajes “subliminales” ante las que el receptor debe estar atento en todo momento, dichos mensajes, suelen ser palabras o frases que aparecen en lugares inesperados. La profesión de Preaker es otra, el periodismo de investigación a través del testimonio de fuentes oficiales y personales que ocultan algo en la oleada de tragedia que azota al pueblo deja entrever lo corrompida que está la sociedad de Wind Gap.

El personaje principal es Camille Preaker, interpretada por una Amy Adams soberbia que transmite simplemente con su expresión no verbal todo la oscuridad de su personaje. La periodista abre una senda interesante, ya que la trama parte con ella, pero va dejando ver, a través de flashbacks recuerdos de un pasado durísimo. La psicología del color está tratada con sumo detalle, pudiéndose apreciar la mano del director de fotografía canadiense Yves Bélanger (Big Little Lies, Shut in, Wild, Brooklyn), la combinación de tonos oscuros y claros es clave, similar al de la serie Big Little Lies, aunque en este caso se profundiza más en los colores apagados, resaltando el amarillo y el rojo. El pueblo, Wind Gap, se representa con colores claros, aunque el atrezzo lo desenmascara como una localización desierta, con poca actividad, probando la visión de la protagonista sobre las falsas apariencias, estas apariencias se mantienen con tonalidades claras y espacios luminosos, así como los buenos recuerdos de su infancia; mientras que cuando descubrimos la intimidad de cada persona nos topamos con una realidad mucho más complicada, donde la paleta de los tonos de la noche transmiten la melancolía y la angustia que viven.

Por un lado, la gama de colores claros:

 

Por otro, la de colores oscuros:


 

Sharp Objects, en su conjunto, es muy cautivadora, cuenta con todos los componentes necesarios para ser la serie del verano: cruda y fascinante.

Lo mejor: la interpretación de Amy Adams
Lo peor: serie de desarrollo lento
Nota: 9