Tanto personaje para desarrollar bien uno.

Crítica – ‘Ocho Apellidos Catalanes’

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Año: 2015

País: España

Director: Emilio Martínez-Lázaro

Guión: Borja Cobeaga, Diego San José

Reparto: Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde, Carmen Machi, Berto Romero, Belén Cuesta, Rosa María Sardá, Alfonso Sánchez, Alberto Rodríguez, Agustín Jiménez

Productora: Telecinco Cinema

Género: Comedia

Dedicada a María y Miguel, fieles acompañantes.

Ya está aquí, ya llegó. Era de esperar que la película española más taquillera de la historia tuviese una secuela, pero, ¿era realmente necesaria? Teniendo en cuenta que la trama de la primera entrega quedaba cerrada, no, para nada. Pero claro, existiendo el ansia por intentar estirar el chicle para seguir recaudando y habiendo conseguido casi veintinueve veces su presupuesto inicial, era inevitable que esta llegara.

Sin embargo, hay varios aspectos a tener en cuenta porque sorprende, tanto para bien como para mal. Parece que Borja Cobeaga y Diego San José (artífices de los guiones de ambas entregas) han intentado darle una vuelta a la tortilla y han querido arriesgar en ciertos momentos. Volvemos al género de comedia estereotípica, pero la principal diferencia con su predecesora es que los gags están mucho mejor repartidos, deja más tiempo al espectador para respirar y asimilar, en lugar de abrumarlo casi constantemente con chiste tras otro. Sin embargo, no alcanzan el equilibrio perfecto entre el ritmo narrativo y la presencia de líneas cómicas. Si bien es cierto que Ocho Apellidos Vascos (Emilio Martínez-Lázaro, 2014) abusa mucho más de estas líneas, es mucho más ligera que su secuela, que en oposición es más pesada (siendo su duración prácticamente la misma), pero con los gags muchísimo mejor situados y más trabajados.

Tanto personaje para desarrollar bien uno.
Tanto personaje para desarrollar bien uno.

Una de las cosas que resulta más curiosa es que el guión no termina de desarrollar bien a casi ningún personaje. No hay evolución que no se haya visto ya en la primera entrega, pero lo peor de todo es que hay protagonistas que podrían ser eliminados y no importaría, porque sus tramas son tan sosas y transmiten tan poco que para eso, mejor no mostrarlos en pantalla. Este es el caso del personaje interpretado por Clara Lago: no tiene profundidad, da la sensación de que apenas tiene presencia en el metraje, y tiene el carisma de una piedra. Es un mero engranaje para darle un sentido a la historia. Desgraciadamente, el personaje de Carmen Machi sufre un poco también de esta falta de profundidad, pero la salva el hecho de mostrarse mucho más suelta y tener algunos momentos desternillantes. Por otro lado, resulta una maravilla volver a ver a Karra Elejalde desenvolviéndose como pez en el agua y dando la talla como de costumbre, y mucho más si es junto a Berto Romero, caracterizado como el hipster estándar, lo que se aprovecha para poder meter alguna pulla a esta reciente tribu urbana. El problema que surge a raíz de no desarrollar bien del todo a ningún personaje es que mientras la película avanza da la sensación de que todo gira en torno al personaje de Elejalde, que es el principal motor que hace que todo funcione, en lugar del de Dani Rovira o Clara Lago.

Finalmente, cabe mencionar el debate que existe en cuanto al aspecto técnico de una película de estas características: ¿necesita una comedia una realización excesiva o con una imagen correcta es suficiente? Es uno de los puntos a favor de Ocho Apellidos Catalanes, que se apoya únicamente en que los puntos cómicos funcionen y entretener al público de esa forma en lugar de apabullarlo con esas imágenes, aunque terminan haciendo algunas cosas muy extrañas como esos créditos iniciales en el espacio o los planos aéreos que parecen CGI del más terrible que puede encontrarse. Aún con todos sus puntos negativos, que no son pocos, resulta ser entretenida, con momentos cómicos mejor escritos y bien repartidos, y trata de arriesgar a cambiar la fórmula del éxito de la anterior entrega, algo que debe valorarse a pesar de no funcionar del todo bien.

Lo mejor:  Sin lugar a dudas, Karra Elejalde se come la pantalla, y es estupendo ver a Berto Romero actuar con esa soltura. De todos es sabido, Berto ens roba el cor.

Lo peor:  La poca profundidad de personajes que se supone que son protagonistas y pasen tan desapercibidos, y que en algunos momentos se haga bastante pesada.

Puntuación: 6/10