Título original: Nickel Boys
Año: 2024
Duración: 140 min.
País: Estados Unidos
Dirección: RaMell Ross
Guion: RaMell Ross, Joslyn Barns
Reparto: Ethan Herisse, Brandon Wilson, Harmish Linklater, Fred Hechinger,
Daveed Digs, Jimmie Fails, Aunjanue Elis-Taylor
Música: Alex Sommers, Scott Alario
Fotografía: Jomo Fray
Montaje: Nicholas Monsour
Productoras: Orion Pictures, PlanB Entertaiment, Anonymous Content, Louverture Films
Distribuidora: Amazon Prime Video
Género: Drama
Nickel Boys es la pequeña película especial que se consigue colar en los Oscars a pesar de no haber hecho mucho ruido, el debut en la ficción del documentalista RaMell Ross adapta la novela homónima, la cual también se inspira en los abusos del Dozier School durante más de 100 años solo que en este caso se decide adaptar a un momento histórico muy importante en los Estados Unidos y con un detalle muy importante…está rodada en planos subjetivos en primera persona.
La historia está protagonizada por dos muchachos, los cuáles vamos intercambiando sus propio puntos de vista conforme la narración siga y cuando lo demanda, pero es que en realidad también hay otro personaje involucrado, él cuál es el propio espectador.
Se han contado historias sobre la tensión racial en Estados unidos hasta la saciedad, y la película deja claro cuál es son sus intenciones, pero más que el mensaje lo que importa es el cómo está realizado, algo que al final acaba definiendo la efectividad de la reflexión que se quiere dar al espectador.
La película no es solo un drama racial sino ante todo una película de arte, que juega constantemente con su narrativa, ya sea mediante la fotografía, el montaje o ambas, pero busca exprimir en su máximo esplendor el medio cinematográfico y no se limita a grabar una telenovela de domingo, en el que se te tiene que explicar todo, hay diálogo pero estamos ante una obra muy audiovisual.
Fotograma de ‘Nickel Boys’ (Foto: Amazon Prime Video)
Más que una decisión estética, el hecho de que esté grabado en planos subjetivos es una cuestión narrativa ya que busca que te sientas como estos personajes, no está contada de una forma tradicional, se busca que sientas la enorme presión, incomodidad y traumas que sufrieron los personajes, y al estar intercambiándose constantemente los personajes, se puede llegar a un punto en el que al final te puedas sentir como ellos.
No me explico cómo es que la fotografía de Nicholas Monsour no ha sido nominada, porque no se limita solo a grabar una película normal solo que con el actor detrás sino que recrea las sensaciones de estar mirando al vacío o de apartar la mirada, en sí cuanto más uno lo piensa más se da cuenta uno de que las escenas más violentas no son necesariamente mostradas, sino que son sugeridas, lo cual al final hacen que el dolor de los personajes sea bastante efectivo y como en ‘La zona de interés’ o esas escenas de interrogatorio de ‘Aún estoy aquí’, demuestran que en el cine menos puede ser más.
Aunque no vaya a ser para todos por su naturaleza experimental, es muy probable que estemos antes una de las mejores y más originales películas que el cine americano nos ha ofrecido en los últimos años, una película incomoda, experimental, fragmentada pero muy real y efectiva, resulta un milagro no solo que haya sido producida por estudios como MGM o Amazon Prime Video sino que encima haya conseguido colarse en premiaciones a pesar de no solo el estreno discreto, sino también lo arriesgada que és y el compromiso que le da al espectador pero vaya que sale ganando. Ojala se pudiera haber visto en los cines de España, porque es una experiencia cinematográfica muy interesante que merece ser vívida.