Crítica – ‘Infiltrados en el KKKlan’

Infiltrados en el KKKlan

Título original: BlacKkKlansman

Año: 2018

Duración: 128 min

País: Estados Unidos

Dirección: Spike Lee

Guion: Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz, Charlie Wachtel

Música: Terence Blanchard

Fotografía: Chayse Irvin

Reparto: John David Washington, Adam Driver, Topher Grace, Laura Harrier, Ryan Eggold, Corey Hawkins, Robert John Burke, Paul Walter Hauser, Craig muMs Grant, Michael J. Burg, Chris Banks, Tom Stratford, Jasper Pääkkönen, Ashlie Atkinson, Ken Garito

Productora: Blumhouse Productions / Monkeypaw Productions / QC Entertainment / Perfect World Pictures

Género: Drama / Comedia

No hay duda de que la llegada de Donald Trump a la casa blanca marcó un antes y un después en Hollywood. Si algo dejaron claras las elecciones de 2016 es que, durante los años posteriores, la meca del cine no iba a quedarse callada. Hollywood es también política, activismo e ideología y, si hay un director que sabe trasladar estos tres conceptos a su cine, ese es Spike Lee. Esta semana llega a los salas su última película, Infiltrados en el KKKlan, Gran Premio del Jurado en la última edición de Cannes.

Infiltrados en el KKKlan
Adam Driver y John David Washington.

Esta nueva cinta cuenta la historia de Ron Stallworth, primer detective negro del departamento de policía de Colorado Springs, cuya llegada es recibida con escepticismo y hostilidad por sus compañeros. Él, sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante toda la ciudad. Durante sus más de treinta años como director, guionista y productor, Lee se ha convertido en el principal referente de la cinematografía afroamericana y uno de los nombres más importantes del cine de autor estadounidense. Con esta última película sigue la misma línea que ha mantenido estos últimos años regresando a sus orígenes en cuanto a temática, estética y tono.

Infiltrados en el KKKlan
John David Washington y Laura Harrier.

Spike Lee nos regala uno de sus mejores trabajos hasta la fecha con un recién llegado John David Washington (hijo del actor Denzel Washington) acompañado por Adam Driver (Star Wars: Los últimos Jedi). Se trata de una historia basada en hechos reales a medio camino entre la comedia paródica y el cine político. Lee se encarga de dejarnos claro que Estados Unidos no es ni mucho menos la nación perfecta y que en los últimos cuarenta años nada ha cambiado. El racismo sigue a la orden del día y las minorías ven sus derechos recortados con cada nuevo movimiento del presidente electo. A pesar de estar situada en los 70, se trata de una película que brilla por su actualidad, algo que se encarga de dejar claro con numerosísimas referencias como por ejemplo la decisión de poner el eslogan republicano «America First» en boca de los miembros del Klan en algunos momentos del metraje.

Es cierto que a veces Lee peca de obvio. El epílogo final basado en imágenes reales de protestas de un lado y otro del espectro político, a pesar de ser tremendamente emotivo y real, puede resultar demasiado explícito. No hace falta en absoluto para entender lo que nos quiere contar su director, pero también es verdad que sirve de conclusión para una película que tiene muy claro lo que quiere decir y que no le importa para nada alcanzar ese nivel de textualidad. Lee disfruta retratando un KKK lleno de paletos con tan poca inteligencia que a veces de ser tan ridículos llegan a perder la gravedad que una organización tan dañina como esa representa. Podríamos estar ante un thriller policíaco sumamente realista lleno de acción e historia, pero Lee prefiere ofrecernos una obra extremadamente personal llena de todas aquellas señas de identidad que ha ido creando con los años.

Infiltrado en el KKKlan es una película tan importante como necesaria que triunfa en su intento de hacernos llegar un relato sobre el estado actual de la sociedad norteamericana a través de la crítica y la parodia, pero sin olvidarse nunca de su gran veracidad. Spike Lee brilla en su estado más puro y personal y nos deja claro que, cuando el mundo parece estar rompiéndose en pequeños pedazos, las imágenes que vemos en la gran pantalla deben ser un reflejo de todos y cada uno de esos minúsculos trocitos, para que la verdad pueda ser vista y así el cine se permita difundirla.

Lo mejor: El universo temático que consigue crear Spike Lee con sus trabajos y el recurso cómico que utiliza para contar una historia tan valiosa como esta.

Lo peor: La «sobreexplicación» característica de Lee, que necesita mostrar cosas de más que no le hacen falta al relato para ser comprendido.

Nota: 8,5/10