Crítica – ‘Harlots’

Creadores: Alison Newman y Moira Buffini
País: Reino Unido
Año: 2017
Distribuidora: Hulu
Reparto: Samantha Morton, Jessica Brown Findlay, Eloise Smyth, Lesley Manville, Poppy Corby-Tuech, Holli Dempsey, Rosalind Eleazar
Música: Real Jones
Nº temporadas: 1
Nº episodios: 8
Duración: 45-55 minutos

Harlots es la nueva coproducción de la cadena Hulu, es una serie británica escrita por Moira Buffini y producida por Alison Carpenter, Debra Hayward, Alison Owen, Elizabeth Binns, Lawrence Till y las dos creadoras, la misma Buffini y Alison Newman.

Como se puede observar es una serie escrita y creada por mujeres ya que las mismas son el centro de la historia que cuenta Harlots. Esta ficción habla sobre el oficio más antiguo del mundo: la prostitución.

Ambientada en el Londres del siglo XVIII, Harlots cuenta la historia de una mujer llamada Margaret Wells (Samantha Morton) que regenta un famoso burdel en la ciudad. Las dos hijas de Margaret también forman parte del negocio, y su hija mayor, Charlotte (Jessica Brown Findley) , es la cortesana más codiciada de todo Londres. Aunque parece que la empresa va a durar eternamente, Lydia Quigley (Leslie Manville)  se encargará de que no sea así. La rival de Margaret, y dueña de otro burdel, intentará que su negocio fracase y que Charlotte deje de ser la cortesana de lujo que es.

La trama está llena de viejos rencores, estrategias y una realidad intransigente para las mujeres que acompaña al espectador junto con una banda sonora atemporal y divertida.

Es una serie de época, fresca y original, que cuenta algo nuevo. Según su co-cradora Moira Buffini, “el resultado de contar la historia desde el punto de vista de las prostitutas es que las mujeres de Harlots no son cortesanas glamurosas, ni flores rotas, y que su representación no es erótica”. Y razón no le falta puesto que es esa realidad la que cautiva.

Así pues el drama británico muestra una cara oculta sobre la prostitución donde no hay mujeres que hayan elegido ejercerla, no hay romances de ensueño ni héroes que salvan el día. Solo un presente inflexible divido por clases sociales regidas por un sistema corrupto y una ley creada para beneficiar a las altas esferas. Harlots no se pensará dos veces mostrar en pantalla situaciones relacionadas con enfermedades de transmisión sexual o la violencia y exclusión ejercida sobre las protagonistas.

El dinero es el motor que mueve el mundo, el dinero es poder y para todas aquellas llamadas “harlots” es su única forma de ser libres e independientes. Un deseo al que aspiran cada una de las generaciones que se muestran a lo largo de los 8 episodios.

Cabe destacar que todos los personajes brillan en algún momento. Margaret Wells tiene un papel fundamental y logra arrancar más de una lágrima y una carcajada, sin embargo, la palma de oro es para sus dos hijas, Lucy (Eloise Smyth) y Charlotte. Esta última es una prostituta de renombre codiciada por muchos que, en sus propias palabras, ha logrado convertirse en la reina de las apariencias. Según avanza la temporada comprendemos que le importa profundamente su familia y que está muy dolida con su madre por haberla entregado a un mundo que la considera un objeto y no un ser humano. Charlotte es ingeniosa, inteligente y su actitud desenfadada es una de las razones por la que Harlots merece la pena.

Lucy y Charlotte Wells en el teatro.

Por su parte, Lucy Wells comienza siendo una adolescente que ha sido mimada para poder vender su virginidad al mejor postor. Cuando empieza a trabajar y comprende la dureza e insensibilidad a la que va a someterse realizará un viaje interior que la devolverá al final de la temporada como una mujer que ha cogido con fuerza las riendas de su destino.

Hay un exquisito paralelismo en el capítulo 1×01 y el 1×08 que muestra esto último, Lucy Wells pone la guinda al pastel en las escenas finales de ambos con dos mensajes: “No estoy preparada, má” (1×01) y “Estoy lista, má” (1×08).


Incluso aquellos personajes secundarios, como Violet (Rosalind Eleazar), una prostituta africana que se enamora de la hija de una extrema religiosa, tienen sus momentos de gloria en pantalla.

Por último, la banda sonora podría pecar de ser muy moderna para el período en el que transcurre la historia pero acaba convirtiéndose en una virtud porque logra dar a entender que es un tema universal vigente en el siglo XVIII y en el XXI, por lo tanto, la música es un simple acople valido para cualquier época.

Nota: 9
Lo mejor: la forma en la que se desarrolla la trama
Lo peor: poca profundidad a la hora de tratar algunos temas