Crítica – ‘Green Room’

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Título original: Green Room

Año: 2015

Duración: 94 min

País: Estados Unidos

Director: Jeremy Saulnier

Guión: Jeremy Saulnier

Fotografía: Sean Porter

Reparto: Patrick Stewart, Anton Yelchin, Imogen Poots, Alia Shawkat, Mark Webber, Taylor Tunes, Joe Cole, Brent Werzner, October Moore, Cody Burns, Mason Knight, Eric Edelstein, Audrey Walker, Samuel Summer, Kasey Brown, Kai Lennox, Macon Blair

Productora: Broad Green Pictures / Film Science

Género: Thriller

Ficha en Sensacine

Jeremy Saulnier sigue en forma. Tras su más que aceptable Blue Ruin (2013) el cineasta estadounidense vuelve a usar la violencia como fuente principal de la trama y los sucesos de su nueva película, Green Room. Con un elenco de caras poco conocidas para el público general (excepto un pletórico Patrick Stewart) Saulnier nos adentra en los entresijos de los movimientos ultra. En esta ocasión, una desafortunada coincidencia empuja a un grupo punk a un destino trágico. Destino al que sólo se antepone la puerta del cuarto en el que están recluidos. Saulnier necesita poco para armar los cimientos de un thriller que no se pierde en ningún momento y que, desde luego, no decepciona.

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El grupo musical deberá dejar las guitarras…

Comenzamos la película con una furgoneta varada entre la maleza. El conductor, un miembro de un grupo de música punk, se ha quedado dormido y ahora él y su pandilla están atrapados, sin poder continuar. Con cero recursos, el grupo se las ingenia para volver a poner el vehículo en la carretera. Así es la escena, así se presenta la película (como una pequeña pista de la trama principal) y así se nos presentan los protagonistas. Es fácil seguirles, estar con ellos y empatizar. No queremos que se casen con nosotros, pero queremos conocerles y molan demasiado como para que queramos que sufran.

Y sufren. Vaya si sufren. El buen hacer en el guión del propio Saulnier nos introduce poco a poco, primero, en el mundo interno de la banda, sus problemas, sus preocupaciones, sus sueños… y luego, como quien no quiere la cosa, va oscureciendo esa imagen ideal de grupo juvenil y de carretera hacia llevarnos a los oscuros y sombríos entresijos de un local que ya pintaba mal de primeras. Saulnier lo tiene claro. El espectador ha venido a ver acción, y la tiene. El espectador ha venido a ver buenos momentos, y los tiene. Tensión, suspense… todo se maneja con elegancia en una interesante partida de ajedrez entre el grupo punk y los neonazis comandados por un Patrick Stewart tan sobrio como majestuoso en su papel.

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Patrick Stewart, perfecto como el líder neonazi.

Todo ello, manejado con una dirección sin excesivos alardes pero muy inteligente, nos regala una película que atrapa. Es cierto que no es tampoco una obra maestra del género, ni una pieza esencial para el buen cinéfilo. Sí es, sin embargo, una película por la que merece la pena pagar la entrada en un cine y salir intentando responder a la siempre manida pregunta que pocas veces suscitan (y deberían suscitar) las historias; ¿Qué habría hecho yo?

Lo mejor: La dirección de Saulnier, dominando todos los aspectos para fortalecer aún más un guión ya sólido por sí mismo.

Lo peor: Te quedas con las ganas de conocer más a algún personaje, complicado en los 90 minutos que dura la película.

Nota: 7,5/10