¿Cómo premiamos a las series españolas?

¿Goya a la Mejor Serie? Con unas series españolas cada vez de mayor calidad, toca reflexionar sobre cómo deben reconocerse estas ficciones a la hora de premiarlas.

Algo ha cambiado en las series españolas. La entrada en el campo de batalla de las producciones de Netflix y Movistar+ ha elevado (y renovado) la forma de narrar en nuestro país. Nuevas historias con un mayor presupuesto que han trastocado la parrilla televisiva en España creando un contenido de alta calidad. ¿Debería entonces, la Academia de Cine en España empezar a reconocer estos títulos en la «pequeña» pantalla? ¿Para cuándo una categoría de Mejor Serie en los Goya? Espera, no es tan fácil.

Nadie duda que el nivel ha subido. La zona, La casa de papel, Fariña, La peste…series que inevitablemente recuerdan más al cine que a la televisión habitual, al menos en cuanto al lenguaje audiovisual empleado. El travase de figuras que tradicionalmente se han dedicado al cine hacia el mundo de las series ha desdibujado esa línea que separaba antes a ambos formatos. Alberto Rodríguez se encuentra más que cómodo con La Peste, y actores como José Coronado (Gigantes) han caído también en la tentación de juguetear con las nuevas series. Y no es un fenómeno exclusivamente español. En el mercado anglosajón abundan casos similares como Martin Scorsese o Woody Allen. Nadie quiere quedarse atrás en este boom televisivo.

Si bien antes el paso del cine a la televisión era síntoma de una carrera profesional en plena decadencia y agonizante, ahora significa justo lo contrario. Tampoco hay duda que la televisión ha sufrido un (a veces) injusto prejuicio de ser la hermana menor del cine. Y aunque existía The Wire, Los Soprano, Twin Peaks, pocos eran los que reconocían las series como un producto audiovisual de prestigio. ¿Qué ha cambiado? Para empezar los recusos, la oferta y el grado de implicación del público. Más dinero para más producciones. Hay más series que nunca con más presupuesto que nunca y con más seguimiento de audiencias que nunca. ¿No había que reconocer este salto cualitativo y social?

Mirando de nuevo al mundo anglosajón comprobamos que no se han quebrado demasiado la cabeza a la hora de reconocer y premiar la calidad de las nuevas series. Premios como los Globo de Oro o los BAFTA incluyen sus propias categorías de series y miniseries. Y aunque en España contamos con los galardones Feroz de la crítica para incluir a tales obras audiosivuales, ¿no echamos en falta un mayor reconocimiento? Encajar a estas nuevas series en los Premios Goya supone una dificutad añadida a la hora de establecer unos requisitos mínimos. ¿Qué series entrarían en concurso? ¿Aquéllas que se emiten en abierto, o bien únicamente las de pago? ¿Miniseries o series continuadas?

Este debate se planteó esta semana durante una mesa redonda de guionistas que asistieron a la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España. El crítico de cine Fernando Lara defendió intensamente la inclusión de las series conclusivas en los Goya. Aunque surgieron también nuevas ideas, como la creación de galas de premios exclusivas para series.

El debate está servido. Pero podemos sacar varias cosas en claro. Si el panorama audiovisual está cambiando, también debería hacerlo el cuerpo académico que lo protege. Si el cine está cada vez más serializado, y las series son cada vez más cinematográficas, quizá esa sólida barrera que separaba a las películas y a la televisión se está resquebrajando. Al final la calidad depende del contenido, no del envase que lo envuelve.