5 motivos por los que ‘Sense8’ debería haber sido renovada

El pasado 1 de junio,  Netflix tomó una decisión drástica. Tras dos temporadas y veintitrés episodios de emisión, la cadena ha cancelado Sense8, una de las perlas de su reparto. La cadena ha argumentado la cancelación «por falta de presupuesto». Los seguidores se han mostrado muy disconformes y se han movilizado para conseguir una tercera temporada. Han creado el hastag #RenewSense8 y lo han hecho TrendingTopic mundial. Además, han abierto una petición en Charge.Org que necesita 500.000 firmas.

Aún así, no han conseguido su objetivo. Netflix ha ratificado que la cancelación era definitiva alegando, una vez más, a la falta de presupuesto (cada episodio costaba entre 9 y 12 millones de dólares).  Pero, ¿merecía Sense8 este final? ¿Ha tomado Netflix su decisión más inteligente? ¿Había motivos con más peso que el económico para  buscar una alternativa? ¿Han dejado morir a una de las series con más calidad de los últimos años?

Este blog es otro seguidor fiel de la serie y a estas alturas, probablemente ya conocéis las respuestas a todas las preguntas. El legado que nos deja Sense8 será grande, pero nos despedimos de ella con un sabor de boca amargo; sabiendo, que otra vez más, han sido los despachos y los papeles los que han cortado la proyección y el futuro de una de las mejores ficciones de la parrilla actual.

Así que, ¿por qué Sense8 debería haber tenido una tercera temporada?

La segunda temporada acaba en un claro cliffhanger

El clan, más unido que nunca

Así, cómo lo leéis. Los últimos minutos de vida de Sense8 son pura tensión e incertidumbre. Una trama inesperada que catapulta un hecho inaudito en la serie en poco menos de cinco minutos y que ahora, nunca se resolverá. Honestamente, para un seguidor de la serie es un hecho que produce cierta rabia ya que, aunque puedas imaginarte miles de continuaciones, nunca conocerás su verdadero desenlace. Sense8 ha vivido durante 23 complejos y trabajados episodios para ser cortado en pleno desarrollo de su trama, lejos de su desenlace.

¿El mejor ejemplo? Las últimas palabras que pronuncia Will (Brian J Smith): «¿Querías una guerra?» Sí, la queríamos. Pero ahora nunca conoceremos cómo acaba la cruzada del clan protagonista, tras más de dos años produciéndola y esperándola.

Nos quedan muchas preguntas sin respuestas sobre la trama sensorium

A diferencia de la primera temporada, la segunda nos ha ofrecido conocer mucho más acerca de la especie sensorium. Quiénes son, a qué están sometidos, quién les persigue, quién son sus aliados, interacción con otros clanes… Un nuevo abanico lleno de posibilidades para explorar, más allá de los hilos argumentales ‘individuales’ que habían reinado en la primera temporada. Los guionistas de Sense8 han expuesto el descubrimiento de una nueva especie cómo una trama algo compleja, que recién estaba teniendo sus minutos de protagonismo y sus primeras respuestas. Pero otra vez, se ha quedado demasiado lejos de su final.

El clan del ‘8 de agosto’ se ha quedado más huérfano que nunca: ¿quién era realmente su madre, Angelica (Daryl Hannah)? ¿Pueden vivir en paz los clanes entre ellos y a la vez, con los sapiens? ¿En que preciso momento se torcieron tanto las cosas que Angelica se suicidó, tal y cómo nos muestra el primer plano de la serie? Nos tendremos que quedar con tan sólo unas pistas.

Las tramas personales de los sensates se han quedado a medias

Sí, la otra parte que también ha recibido. No sólo el saber ‘quién son’ se ha quedado aparcado; las vidas de cada personaje han seguido y han evolucionado a lo largo de la serie, llegando, en esta segunda temporada, a un punto más álgido. Todos los personajes tienen una trama incompleta, en el aire, necesitada de un final. No conocemos el destino de ninguno de los ocho y ni mucho menos nos podemos imaginar su futuro. La segunda temporada deja a sus personajes en un punto de su vida, ya sea positivo o negativo, realmente importante y lleno de emoción, con intriga sobre el ¿qué pasará? para el espectador. Eso es bueno, siempre que haya continuación. Pero nos quedaremos por saber cuál es el siguiente paso de cada miembro del clan. Y la verdad, esta temporada se habían conseguido continuar hilos argumentales muy buenos. No aprovecharlos parece un completo desperdicio.

Por su trato humano

No es ninguna sorpresa para nadie la visibilidad que Sense8 da al colectivo LGTB gracias a tramas ‘personalizadas’ que intentan acercarse a la normalización en pantalla de la diversidad sexual. Lo mismo pasa con la exposición de más de una cultura, al tener 7 nacionalidades distintas entre sus protagonistas. Ver la cruda realidad de Kenia (o tan sólo una parte de ella) a lo majestuoso que es Chicago, pasando por la zona más rica de la India y algunas calles ‘peligrosas’ de Berlín. Sense8 ha transmitido un sentido de la aceptación enorme, con planos y con frases. Es uno de esos detalles que la hace ‘necesaria’ en la pantalla, el decir tanto con tan poco. La fuerza de la igualdad y del auténtico compañerismo son una ‘marca de la casa’ que echaremos de menos.

Porqué calidad y talento se merece un final digno, y no otro entierro en los despachos

Exacto. Otra vez, la burocracia y los papeles sea han impuesto a los guiones y al deseo de una auténtica legión de fans. En pleno siglo XXI, con el poder real que tienen las productoras o las cadenas cuándo toca decidir el futuro de una serie, parece incluso inocente afirmarlo. Pero, ¿por qué? ¿Por qué debe echarse a perder una idea de tal calidad y calibre? Cada año somos testigos de renovaciones sorprendentes, de ficciones que aguantan en la parrilla sin que nadie sepa muy bien porqué. De la misma forma, de vez en cuándo, hay un caso Sense8. Una ficción con potencial, carisma, seriedad y calidad; que le hace un favor a la industria televisiva, que ve como su final es más que prematuro.

¡Hasta siempre, Sense8! Aunque 23 episodios nos sepan a poco, has conseguido poner emoción, calidad, originalidad y realidad en cada uno de ellos.