Los comienzos del cine canario: Guarapo, el reestreno

El pasado 18 de enero, Charlas de Cine y la Revista Alisios retomaron las proyecciones relacionadas con el cine canario en Multicines Tenerife. La película Guarapo fue la seleccionada para abrir el ciclo y contó con la asistencia de sus directores. Además, gracias a la Filmoteca Canaria, se pudo ver en 35 milímetros.

Cabe destacar que la cinta fue estrenada en 1989 y está ambientada en la isla de La Gomera, aunque fue grabada entre esta y Tenerife. Dirigida por los hermanos Teodoro y Santiago Ríos, obtuvo Mención Especial del Jurado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y fue nominada a la mejor dirección novel en los Premios Goya.

La obra transcurre durante el periodo de posguerra que sobrevino tras la Guerra Civil Española. Benito (Luis Suárez), apodado como Guarapo, es un jornalero joven sin tierra, que sueña con emigrar a América para labrarse un futuro mejor. Sin embargo, las leyes le impiden viajar allí y tiene que hacerlo de forma clandestina, no obstante, hay un inconveniente más: su amor por Amparo (Patricia Adriani).

La trama trata sobre el caciquismo, la represión franquista y la emigración ilegal por la que tuvieron que pasar cientos de canarios. Además, el drama cuenta con un reparto excelente y, en gran parte, procedente de las islas, por ejemplo, Luis Suárez García, Patricia Adriani, José Manuel Cervino, Juan Luis Galiardo o Julio Gavilanes son algunas de las caras más reconocidas a nivel regional y nacional de la época.

Treinta años después de su estreno, los hermanos Ríos dan sus impresiones y revelan algunos detalles sobre el rodaje de la película que marcó un antes y un después en el audiovisual hecho en las Islas Canarias.

Attua Alegre, Santiago y Teodoro Ríos junto a los responsables de Charlas de Cine y Multicines Tenerife/ Basilio Hernández

El coloquio estuvo moderado por el periodista Attua Alegre y contó con muchos momentos emocionantes. A él se sumaron, además de los cineastas, Carlos Saénz y Roberto Ríos, encargados de la parte técnica y artística de Guarapo, así como el crítico de cine Manuel Díaz Noda.

“El arte es emoción, la película tiene muchos momentos sensibles que traspasan la pantalla y llegan al espectador. También improvisamos mucho, hay una secuencia en la que hay un gallinero, solo sale unos segundos y eso fue creado en un tiempo récord. Fue un trabajo muy laborioso pero muy reconfortante. Es una película que no ha envejecido mal. Patricia y Luis plasman su belleza en la película, explicó Teodoro Ríos.

“La recreación de la época dio mucho trabajo, las etiquetas de las botellas yo las cajetillas de cigarros fueron pintadas a manos. Hay muchos detalles que no se aprecian a simple vista. Creo que obtuvimos una historia sincera, fue un reto que costó pero que logramos satisfactoriamente”, añade Santiago. A su vez, ante la pregunta de uno de los asistentes sobre la existencia de una cine canario expresa: “para mí no, al igual que no hay un cine madrileño o un cine catalán, la senda que hay que seguir es la de apoyar las producciones hechas por gente de aquí y grabadas en el archipiélago”.

A modo de anécdota relataron cómo los extras, habitantes de La Gomera, eran conscientes de que estaban trabajando en algo importante, que estaban contando un hecho real que habían sufrido centenares de familias. Sin tener que interpretar ningún papel sino el suyo propio, fueron muchos los hombres que se prestaron para la escena final en la que todos esperan que Guarapo suba al barco rumbo a Venezuela. “El silencio y el rostro de aquellos hombres no fue ensayado, estaban sintiendo cada minuto, parecía que iban marcharse de verdad. Aquel silencio me puso y me sigue poniendo, al recordarlo, los pelos de punta. Fue implacable”, confiesan.

Carlos Saénz, encargado de la fotografía fija del filme, también comentó algunos detalles sobre la misma. “Si logras que una película transmita a través del oído, la vista y despierte algún sentimiento hace que conectemos con ella. Volverla a ver hoy ha hecho que al final suelte una lagrimita”.

Ambos directores manifestaron su alegría tras ver como después de tres décadas del estreno del celuloide, la obra siguiera atrayendo a tantas personas a las salas. En este caso, la sala cuatro de Multicines Tenerife pudo presumir de casi completar aforo. Los hermanos Ríos se sorprendieron al ver un número considerable de jóvenes.

Y es que Guarapo es un largometraje con un trasfondo social y político que aún podemos interpretar. Sigue siendo de esas obras que hay que ir a ver en pantalla grande cuando se tiene la oportunidad. Esto se debe a que, como antaño, los espectadores no abren los ojos como platos y se emocionan porque fue un audiovisual creado en Canaria sino porque se identifican con su historia. Porque al fin y al cabo, Guarapo hemos sido todos de una manera u otra.