HAPPY! -- "Pilot" Episode 101 -- Pictured: Patton Oswald as Happy! -- (Photo by: Syfy)

Happy! y el maravilloso retorno de la tragicomedia

La tan manida expresión “burbuja seriéfila” tiene dos consecuencias directas negativas: la saturación y la invisibilización de contenido. Y es que ante las 487 series de ficción producidas solo en 2017 y solo en EE. UU, uno no se sorprende que el usuario se sienta abrumado ante tamaña oleada de ocio. Un torrente de entretenimiento que hace que el consumidor tenga que elegir sabiamente, con pulso de cirujano, entre tanta oferta, lo que provoca que un altísimo porcentaje de ese medio millar de series pasen sin pena ni gloria.

Happy! es una de esas 487 series, una de muchas, que tal vez en otro contexto habría producido más eco en nuestros mundos, pero que, por ahora, a poco de haber finalizado su primera temporada, apenas ha levantado un tweet de elogio.

Intentaré convenceros: Happy! narra las desventuras de, Nick Sax, un ex policía y ahora asesino a sueldo y leyenda que, en el momento más miserable de su vida, recibe la inesperada visita de un unicornio volador imaginario que le pide ayuda para salvar a una niña, todo ello mientras toda la plana mayor de la mafia le quiere muerto. Aunque con todo lo dicho, es más fácil convencer invitando a ver los 30 primeros segundos de la serie.

Happy! es la última apuesta del canal SyFy por diversificar su programación, y está además basada en la novela gráfica homónima de Grant Morrison y Darick Robertson. Y resulta importante su origen en el cómic, ya que proporciona una infinidad de recursos visuales que elevan la calidad de la historia.

Happy! bebe directamente de series como Wilfred o Bojack Horseman, ficciones que configuran un nuevo género de tragicomedia televisiva caracterizado por ofrecer deprimentes realidades enmascaradas por un absurdo y trabajado humor.

Así, Happy!, como una más de este excelente nuevo género, lleva al espectador por una montaña rusa de contrastes emocionales desde el minuto uno, gracias sobre todo a un magistral episodio piloto.

La trama en sí es un maravilloso esperpento, sabiamente aderezado con tintes detectivescos y dramas escondidos para que mantengas los pies en la tierra y mires con seriedad a esta pequeña joya. Porque tras su humor negro, sus situaciones absurdas y su gusto por la violencia explícita está la triste historia de Nick Sax.

Aún es pronto para calibrar la vida de este género de la tragicomedia en televisión. Son pocas las series que se acercan a esta fórmula y por lo general son producciones de nicho, sin una amplia acogida y que no se dejan ver entre a esas 400 ficciones que se realizan en EE.UU. Y aún así merecen un visionado. Si no me creen, vean los 30 primeros segundos de la serie.