‘Girls’: Contradicción de una casi perfecta despedida

 

Tras cinco años en antena, la serie Girls, creada por Lena Dunham, se despidió finalmente el pasado domingo 16 de abril. Atrás quedaron las desventuras de Hannah (Lena Dunham), Shoshanna (Zosia Mamet), Jessa (Jemima Kirke) y Marnie (Allison Williams), las cuatro veinteañeras a las que hemos visto madurar durante seis temporadas. Seis temporadas en las que, sobre todo, hemos aprendido grandes cosas. Y es que, por mucho que nos pese, Girls no habla tanto de la vida en crisis de cuatro chicas, sino de de toda una generación. Una generación de chicas y también de chicos que llevan sobre sus espaldas inseguridades, inmadurez, carencias afectivas, soledad o, en contraposición, ilusiones, éxitos y grandes momentos. Porque por muy inverosímiles que parezcan las situaciones que nos presenta Girls y por mucho que lleguemos a aborrecer en algún momento a sus protagonistas, todos hemos estado ahí y todos hemos actuado como cualquiera de los personajes.

Pese a ser una gran serie, existen ciertos elementos del final que, personalmente, se me han atragantado y que por mucho que trato de entenderlos, no lo consigo.

A partir de aquí SPOILERS.

 

 

 

Hannah everywhere.

Hannah (Lena Dunham)

En primer lugar, en esta sexta y última temporada, se ha puesto más el foco en el personaje de Hannah que en el resto. ¿El motivo? Su embarazo. Este giro de guión, que nos pilló por sorpresa a más de uno, se hace con la totalidad de la trama de esta temporada. Aunque se podría haber seguido dando más cancha a otros personajes y verles crecer, la mayoría de los capítulos versaban en exclusiva en el personaje de Hannah. Shoshanna, Jessa y Marnie (ésta última en menor medida pues se le cede algo más de espacio) quedaron ensombrecidas por la alargada sombra de Hannah e, incluso, de Elijah (Andrew Rannells), quien en varios capítulos tuvo bastante más protagonismo. Y esto, a  título personal, me puso con la mosca detrás de la oreja. Claro está que un hecho así necesita de protagonismo. Claro está que Hannah es el personaje principal. Pero, ¿por qué no hacer como en otras temporadas y darle su correspondiente espacio al resto? Muchos dirán: “quizás esos personajes no tenían mucho más que contar; el tiempo que aparecieran en la sexta temporada era el que le correspondía a cada uno”. Algo, a mi parecer, erróneo, ya que son personajes muy complejos y con posibilidad a expandir sus tramas. Nunca sabremos cómo habría sido si estos personajes hubiesen tenido más trama, pero sí su desenlace. Al fin y al cabo, todos los personajes iban a tener un final individual. Finales que, en general, me parecen correctos exceptuando ciertos matices que paso a desgranar en el siguiente punto.

Madurez = ¿pareja y bebé?.

Cuando se anunció que Hannah estaba embarazada, reconozco que lo primero que pensé fue: “bueno, va a abortar, ¿no? … ¿no?”. Pero no. El hecho de que Lena Dunham haya optado por seguir adelante con el embarazo de su personaje garantizaba un movimiento valiente y de empoderamiento muy necesario. Hannah quería ser madre, soltera o en pareja. Como se explica a lo largo de los capítulos, siempre ha querido y no ve mal serlo en ese momento. Que tome esta decisión y continúe con el embarazo es positivo. Aunque Hannah ha dado ciertos atisbos de madurez en algunas de sus acciones (por ejemplo, cuando al final de la quinta temporada superó que Jessa y Adam estuvieran juntos), volvía a otros de inmadurez (como, en contraposición, publicar la historia de cómo su mejor amiga y su ex se lían y vuelve a su odio hacia Jessa y no tanto hacia Adam; ¿chica, no lo habías superado y les deseabas lo mejor?). Pero el hecho de que no será hasta su embarazo y posterior crianza del bebé cuando consigue alcanzar la ansiada madurez (o parte de ella) es algo que me chirría. Por su parte, el resto de personajes tienen un final en el que también dependen de alguien para avanzar.

¿Por qué Shoshanna necesita de un compromiso para dar por finalizada su inmadurez o, al menos, dar un cambio a su vida? ¿Por qué Ray (Alex Karpovsky), Jessa, Adam (Adam Driver) también han necesitado estar con alguien para avanzar? Y, sobre todo, ¿por qué Hannah ha tenido que pasar por un embarazo? Me centro sobre todo en las chicas, auténticas protagonistas. ¿Por qué todas, menos quizás Marnie en sus últimos momentos, han cambiado su visión de vida gracias a algo tan “típico” como un embarazo o estar con un hombre? Como mujeres, ¿no pueden alcanzar su punto álgido de forma independiente, sin necesidad de acabar en tradicionalismos como formar una familia o una pareja estable (dentro de lo estables que puedan ser Adam y Jessa)?

Sé que todo el mundo necesita de alguien que le haga ver la realidad. También sé que, quizás, no han llegado a su punto máximo de madurez y en su fuero interno simplemente han tenido un cambio que les ha hecho variar su visión, pero no madurar. Pero como feminista y con Lena Dunham como creadora, me sorprendió que la resolución de las distintas vidas de sus chicas necesitaran de patrones tan tradicionales. De aquí viene la «contradicción». ¿De verdad el final que aguarda a las mujeres, ya cercanas a los 30 años, es vivir por y para otra persona? Es algo elegido, evidentemente: a ninguna se les ha obligado y en ello radica otro aspecto propiamente feminista como es la libre elección. Pero, no sé por qué, esperaba algo menos evidente.

Adam (Adam Driver), Jessa (Jemima Kirke; qué mujer más guay, por cierto) y Ray (Alex Karpovsky)

Sea de la forma que sea, aunque estos dos aspectos me sorprendieran, la serie de Dunham no puede ser más perfecta. A título personal, me he sentido identificada en varias ocasiones, por muy pequeñas que sean. Cualquiera que la haya seguido, sabe lo magnífica que es a la hora de retratar las relaciones humanas. Y es que, las amistades no son para siempre. Por mucho que entristeciera, hay que agradecer ese guantazo de realidad pues que las cuatro amigas comiencen a separarse es realista.  Poco o nada queda de esas primeras temporadas en las que veíamos escenas de las cuatro interactuando en completa armonía (algo impensable en la quinta y sexta temporada). Triste, pero realista.

Quizás porque de verdad nunca han terminado de encajar las unas con las otras o a raíz de que Jessa y Adam comenzaran una relación (puntazo también la hipocresía que rezuma en todos el hecho de que juzguen a Jessa pero no a Marnie, quien hizo lo mismo con Ray, exnovio de Shoshanna), las cuatro comenzaron a distanciarse. Cada una con distintos objetivos en la vida y, cada una, dejando atrás personas que, de alguna forma, lastran su crecimiento como persona.

En resumen, Girls es una serie tan inmensa que apenas llegas a la superficie a la hora de hablar sobre ella. Tendría que hacer un maratón de toda la serie y analizar más y mejor a los personajes (tanto a los mencionados como a los que me he dejado). Todos ellos tan bien escritos y tan complejos que necesitaría mucho más para alcanzar la grandeza de la serie.

Con sus más y sus menos, ha sido una serie de sobresaliente, consagrando a Lena Dunham como una brillante creadora (no nos olvidemos de ese American Bitch, capítulo tan crudo como maravilloso). Aún habiendo hablado sobre sus defectos (pocos, como se puede comprobar), nunca podría dejar de agradecer lo mucho que me ha llegado y me ha transmitido.

Gracias, Lena Dunham.