Entrevista a Gerardo Olivares, director de ‘Hermanos del Viento’

Gerardo Olivares es un aventurero nato. Una de sus pasiones es viajar, por lo que decidió realizar documentales que le permitieran moverse por el mundo. Tras más de veinte años de trabajo a sus espaldas, Olivares combina ficción con documental. Su primera película, La gran final (2006) cosechó brillantes críticas. No sería hasta la segunda, 14 kilómetros (2007), el drama que muestra la odisea de unos jóvenes africanos en busca de un futuro mejor en Europa, cuando consiguiera el éxito merecido. Así, ganó la Espiga de Oro en la Semana Internacional de Cine de Valladolid 2007, siendo la primera película española en lograr el máximo galardón del festival.

Tras esto, Gerardo Olivares estrena Entrelobos (2010) con gran éxito y una nominación al Goya al Mejor Actor Revelación para Manuel Camacho. Con El Faro de las Orcas (2016) y Hermanos del Vientorodada en 2015 y estrenada en 2017, cierra una trilogía basada en la relación del hombre con la naturaleza.

El director cordobés Gerardo Olivares. Fotografía: Anabel Rodríguez.

 

PREGUNTA: Hermanos del Viento (2015) cuenta con unos planos muy poderosos. ¿Cómo fue el proceso de pre-producción?

GERARDO OLIVARES: La película surge primero como un documental sobre águilas reales para la televisión austriaca. Se empieza a rodar y tienen un material tan alucinante que el productor austriaco decide que hay que llevarlo a la gran pantalla. Para ello, optan por incorporar una historia de ficción dentro de la historia de naturaleza. Así, cuentan conmigo para llevarla a cabo.

Lo complicado ha sido la planificación: había imágenes de naturaleza rodadas y tenía que intercalarse con la ficción. Teníamos que tener claro cuáles serían las imágenes de cada parte: que tuvieran el mismo raccord de luz, las mismas localizaciones, etc. Eso ha sido el gran reto de esta película. Independientemente de ello, nunca sabes a nivel de clima qué va a pasar: hay una secuencia con sol y luego se nubla y te falta aún media secuencia, por lo que no sabes si volver a rodarla o esperar a que salga el sol.

El mayor reto ha sido en la sala de post-producción, con mucho material de naturaleza y de ficción. Es una cuestión de tiempo y de experiencia.

P: ¿Qué diferencias ha encontrado entre los distintos rodajes de sus películas Entrelobos (2010), El Faro de las Orcas (2016) y Hermanos del Viento?

G.O.: Cada película es un mundo y una aventura. Hermanos del Viento cierra una trilogía que comencé con Entrelobos y siguió con El Faro de las Orcas. Las tres tienen sus similitudes, la relación de un niño con la naturaleza. Las tres han sido igual de complicadas de rodar, cada una ha tenido sus problemas. En el caso de Entrelobos, contamos con animales que, aunque estaban criados en cautividad, no dejaban de ser salvajes. Además, había un niño (Manuel Camacho). Y es que los lobos son muy piramidales, hay un macho alfa que siempre está retando.

En Patagonia, con El Faro de las Orcas, el viento era terrible. Las cámaras salían volando. En este caso, las orcas eran completamente salvajes, al contrario que en Entrelobos y Hermanos del Viento. El gran reto fue que cuando las orcas interactuaban con los personajes fuera creíble, ya que la mayor parte de las orcas que salen en la película no existían: eran generadas por ordenador o animatronic.

Vengo del mundo del documental antes de ficción y tengo experiencia, sé manejar ciertos problemas que vayan viniendo. No es como en un plató que lo tienes más preparado y puedes dedicarte 100% a los actores. Aquí, al estar en la naturaleza, cuentas con elementos exteriores incontrolables, por lo que vas improvisando.

P: Como bien ha dicho, ha trabajado en documentales desde siempre. ¿De dónde le viene este interés por la naturaleza?

G.O.:Empecé a hacer documentales porque lo que me gustaba (y me sigue gustando) es viajar. Así, pensé en la manera de ganarme la vida viajando. A partir de ahí, empecé a tener contacto con la naturaleza y la vida me fue llevando por ese camino.

Gerardo Olivares durante la premiere de «Hermanos del Viento». Fotografía: Anabel Rodríguez

P: ¿Qué referencias tiene usted para crear?

G.O.: Tengo muchos directores que son referentes, como Jean-Jacques Annaud. También me gusta el cine de autor como los hermanos Dardenne y el cine americano de Ridley Scott, James Cameron… El cine iraní de Abbas Kiarostami, o el latinoamericano de Walter Salles o Carlos Sorín.

P: ¿En algún momento ha pensado en dejar la naturaleza y centrarse en otros temas?

G.O.: Sí, de hecho con esta trilogía cierro una etapa en mi vida profesional. Quiero dejar por un tiempo el cine de naturaleza y explorar otro tipo de historia, más humana, donde la naturaleza siempre va a tener su importancia pero no tanta como en las anteriores.

P: Alfred Hitchcock decía que no se podía trabajar ni con animales ni con niños. Usted, en cambio, ha trabajado con ambos. ¿Qué nos puede contar sobre Manuel Camacho, con quien ya trabajó en Entrelobos?

G.O.: No estoy de acuerdo con Hitchcock. No es tan complicado. Es una cuestión de planificación y de rodearte de un buen equipo. En el caso del niño, acertar con el casting. Manuel Camacho tiene un gran talento. En Entrelobos puede parecer que, al ser más pequeño, no era consciente. Pero ahora en Hermanos del Viento se nota más el talento que tiene. Es un actorazo. Es un chico muy rápido, no haces más de tres tomas en cada plano con él. Al igual que con el niño de El Faro de las Orcas (Joaquín Rapalini Olivella), quien también era increíble, es más atinar con el casting. Y, para eso, tienes que ver a muchos niños.

Lukas (Manuel Camacho) junto al águila Abel en «Hermanos del Viento».

P: Esta película es una co-producción con Austria. ¿Cómo ve la industria del cine en España?

G.O.: Complicada. Hemos pasado una época terrible con la crisis y estamos remontando ahora. Además, han cambiado ciertas cosas. Productores y directores tratamos de optar por el mejor método para llegar al público, con historias originales, bien rodadas… Pero también se nos abren otras oportunidades, otras plataformas como Netflix, HBO, etc. El Faro de las Orcas tiene a Netflix como distribuidora a nivel mundial. Antes era impensable que una película se pudiera ver en 190 países. Se abren distintas posibilidades.

El tema de las co-producciones cada vez funciona mejor. Esta misma película ha sido una co-producción con Austria, El Faro de las Orcas fue con Argentina… Si no se encuentra el dinero aquí, hay que buscar fuera.

P: Se ha curtido una gran carrera, ¿qué consejo le daría a los jóvenes cineastas?

G.O.: Si yo he conseguido hacer cine, ellos también pueden. Yo no vengo de una familia de cineastas, ni mis padres son ricos. Empecé de cero. Hay que tener talento, claro, pero también mucho tesón y perseguir tus sueños. La única forma de conseguirlo es con ilusión y trabajando mucho, demostrando que vales. No es fácil, pero en ningún sector las cosas son fáciles. En el cine menos, pero eso no quiere decir nada. Desde que comencé a hacer cine, siempre he escuchado que «el cine está en crisis”. Aún así, se siguen haciendo películas.

P: Para finalizar, ¿cuáles serían sus proyectos futuros?

G.O.: Acabo de terminar de escribir un guión de una road – movie, una película de aventuras por el desierto. Vuelvo a África y tengo muchas ganas de hacer algo diferente de lo que he hecho hasta ahora.

Hermanos del Viento se estrena el 23 de junio.