Crítica – ‘Zootrópolis’

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Título original: Zootopia

Año: 2016

País: Estados Unidos

Dirección: Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush (Codirector)

Guión: Jared Bush

Dirección de arte: Matthias Lechner

Música: John Powell y Michael Giacchino

Reparto: Jason Bateman, Ginnifer Goodwin, Shakira

Productora: Walt Disney Animation Studios

Género: Animación / Comedia / Aventura

Dirigida por Byron Howard (‘Enredados, ‘Bolt’) y Rich Moore (‘¡Rompe Ralph!’) y co-dirigida por Jared Bush –en su primer debut como director-, el 12 de febrero llega a las pantallas españolas ‘Zootrópolis’, el primero de los diez largometrajes que Disney estrenará en 2016.

La factoría destacaba desde los inicios de la producción que la nueva película se diferenciaría del resto de films de animales antropomórficos producidos por Disney en que ‘Zootrópolis’ nos trae, por primera vez, un mundo en el que no los animales no se mueven ni en el medio natural ni en el territorio de los humanos, sino en un mundo moderno diseñado por y para los animales. Y así se muestra desde el primer momento en que vemos el cartel de la película, que tan solo nos revela a los personajes principales de espaldas para centrarse en la inmensidad de la ciudad al tiempo que nos da la bienvenida “a la jungla urbana”.

Judy Hopps (voz de Ginnifer Goodwin) y Nick Wilde (voz de Jason Bateman) son los protagonistas de nuestra historia. Ella, una ingenua e idealista conejita recién salida de la academia de policía, que viajará a la ciudad de Zootrópolis dispuesta a demostrar su valía en un mundo en el que los animales más grandes son los que dominan. Él, un astuto zorro parlanchín y estafador que, hastiado de los prejuicios que el mundo animal impone sobre los de su raza, hará todo lo posible por cuestionar los sueños idealistas de la oficial Hopps.

Pero nadie es más caprichoso que el destino, y zorro y conejita se verán obligados a aparcar sus diferencias para trabajar juntos en un caso que implicará algún que otro encuentro con Don Bruto Mascarpone, el capo más temido de Zootrópolis con el que Disney se marca un hilarante guiño a ‘El Padrino’ en el que escucharemos míticas frases como aquella de “le haré una oferta que no podrá rechazar…”.

Don Bruto Mascarpone
El Vito Corleone de Zootrópolis, Don Bruto Mascarpone

Y todo ello sucede en una moderna metrópolis en la que no existe rastro humano alguno y los animales conviven en completa armonía sin importar de donde vienen, “porque en Zootrópolis puedes ser cualquier cosa, desde un elefante enorme hasta la musaraña más diminuta”. La cálida plaza del Sáhara o la helada Tundratown son solo algunos de los espacios de esta gran ciudad que nada tiene que envidiarle a grandes urbes como Nueva York, y cada barrio se erige como el hábitat perfecto para cada una de las especies que pueblan la ciudad.

Zootopia_City_Full
Zootrópolis

Y es en la creación de esta metrópoli animal donde Disney ha sabido lucirse. No, la factoría no nos trae todavía algo capaz de superar a ese universo que vimos en el interior de la mente de Riley en ‘Inside Out’ (Pixar Animation Studios / Walt Disney Pictures, 2015), pero sí ha demostrado su capacidad para crear un mundo capaz de ajustarse a un total de cuatrocientas especies diferentes procedentes de todos los continentes del globo.

Bajo la firma de grandes figuras de la animación como Renato dos Anjos (jefe de animación en ‘Frozen’ y ‘Enredados’) o Dave Komorowski (supervisor de creación de personajes CGI en ‘Big Hero 6’ y ‘¡Rompe Ralph!’) llega el mundo de Zootrópolis, en el que se consigue salvar magistralmente los obstáculos que pueden surgir en la creación de una ciudad en la que un ratón debe poder desenvolverse del mismo modo que una jirafa. La escala se convierte así en uno de los grandes factores a tener en cuenta a la hora de dotar de realismo al universo de Zootrópolis, y el equipo de animación de Disney ha sabido resolverlo manteniendo las diferencias entre unos y otros barrios de la ciudad y recreándose en los obstáculos que los animales tendrían al moverse por zonas comúnmente habitadas por animales de distinto tamaño.

Además, también resulta especialmente destacable el realismo en los edificios de la ciudad y el pelaje de los simpáticos animales que pueblan el film, conseguido a través de la tecnología que ya emplearan en ‘Big Hero 6’ (2014) para trazar el recorrido de la luz en las escenas y su reflejo en los objetos.

Sin embargo, la vertiente narrativa de esta nueva producción de Disney no se queda en modo alguno a la altura del trabajo en la animación, y ‘Zoótropolis’ nos trae un relato que no podemos calificar de original. El último trabajo de la factoría no consigue desmarcarse de la narrativa tradicional, y no se permite ir más allá de la normativa estructura de planteamiento, nudo y desenlace ornamentada con un doble punto de giro que nos retiene en la sala de cine treinta minutos más cuando ya habíamos dado el espectáculo por terminado.

Disney no se arriesga con ‘Zootrópolis’, y llega a repetir las estrategias que ya le funcionaron en otros productos como ‘Frozen’ (2013) o la reciente ‘Star Wars VII: El despertar de la fuerza’ (2015). Y es que la encantadora conejita Judy Hopps no nos suena nada a nuevo, y una vez más Disney se saca de la manga al arquetipo de la joven heroína soñadora que ansía cambiar el mundo a pesar de tener todo en su contra.

Judy as rey
No, no somos los únicos que advierten el extraño parecido entre Rey y Judy Hopps

Pero hay que darle al César lo que es del César, y lo cierto es que a pesar de no ofrecer nada nuevo, la nueva aventura animal de Disney no deja de atrapar a su espectador en la historia de principio a fin. Los momentos de tensión logran hacernos temer por el destino de Judy y Nick, y llegamos a sufrir tanto por el caso a resolver como lo hace la oficial Hopps.

Y cómo no, todo ello queda cerrado por otra de esas lecciones de vida que siempre han sido seña de identidad de la factoría Disney. ‘Zootrópolis’ no nos va a dejar pensando y reflexionando durante días como lo hiciera ‘Inside Out’ y es francamente difícil que trascienda a la historia del cine de animación, pero sí consigue trasladarnos de nuevo esa idea de que aunque la vida no es un mar en calma, siempre podemos aprender a abrirnos paso entre las olas.

Pero más allá de este mensaje que podría ser extraído de cualquier libro de ética y moral para dummies, lo que realmente conquista de la historia de Zootrópolis es ese ideal que trasciende de las diferencias entre los animales que pueblan la gran ciudad, consiguiendo lanzar de nuevo un mensaje feminista que queda coronado por un potente rechazo hacia todo tipo de prejuicio racial o cultural.

En definitiva, la nueva película de Disney se convierte en una declaración contra toda forma de estereotipo, y consigue alzarse así como un film  de nuestro tiempo capaz de educar a los niños de una nueva generación que quiere dejar atrás los estigmas del sexismo y el racismo.

Lo mejor: El mensaje

Lo peor: Lo predecible de su historia

Puntuación: 7/ 10