Crítica – ‘La fábrica de nada’

Título original: A fábrica de nada

Año: 2017

Duración: 177 min.

País: Portugal

Director: Pedro Pinho

Guión: Tiago Hespanha, Luisa Homem, Leonor Noivo, Pedro Pinho

Música: João Gazua

Fotografía: Vasco Viana

Reparto: Carla Galvão, Dinis Gomes, Américo Silva, José Smith Vargas

Productora: Terratreme Filmes

Género: Drama

Fecha de estreno: 11 de mayo de 2018

Es domingo por la noche. Uno de los protagonistas y trabajador en una fábrica de ascensores vuelve a casa y allí yace en la cama con su pareja. Las máquinas han quedado a un lado para darle importancia a los suspiros, caricias y gemidos de los dos, hasta que una llamada interrumpe el amor.  La nueva película de director portugués Pedro Pinho comienza con lo que parece un saqueo a las máquinas de una fábrica. Varios de los trabajadores de la misma consiguen detener a tiempo lo que ellos creen que es un robo, para descubrir al día siguiente que la fábrica decide cerrar por motivos de la crisis.

A partir del conocimiento de los trabajadores y la empresa en su totalidad del cierre de la fábrica, los primeros deciden conservar su puesto como sea. Por lo que mantendrán sus horarios laborales como si no pasara nada, esperando un golpe de suerte. De repente, un director de cine se ofrece voluntario para documentar la vida de esas personas, convirtiendo la película de Pinho en cine dentro de cine. Mezclando los géneros de ciencia ficción, documental, social e incluso el musical. Dando una nueva visión a las vidas de los trabajadores y al propio cine portugués. El tema del film queda claro desde su comienzo la reflexión sobre la situación europea, sin quedarse solo en la parte seria ya que el ambiente cómico se presenta de manera recurrente en toda la película. Tal vez por la excesiva duración del film, este tema pierde el enfoque y parece disolverse y convertirse algo caótico en numerosas ocasiones. Aún así, esto no impidió que la La fábrica de nada se llevase el premio FIPRESCI en la Quincena de realizadores de Cannes y el Giraldillo de Oro en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.

El hecho de que Zé (José Smith Vargas) sea uno de los enfoques principales de la película no ha sido casualidad. Él se encuentra entre ese grupo de treintañeros donde no se tiene total consciencia de la lucha política que tuvieron que pasar los de más edad tras la Revolución de los Claveles en Portugal. Su figura se usa de manera inteligente como si fuera parte del espectador de la película, ya que escucha con atención los distintos puntos de vista de los demás personajes quedándose sobretodo con la parte más humana y menos política de todo. La elección de grabar en 16 mm le da ese aspecto antiguo que prevalece en toda experiencia por nueva que parezca, y eso es algo en lo que se apoya Pedro Pinho mediante la grabación, los trabajadores de mayor edad de la fábrica, la figura de Danielle (el director de cine que se ofrece para relatar la historia) y el padre de Zé.

 

Lo mejor: La mezcla de tantos géneros y que estos encajen a la perfección.

Lo peor: La extensa duración del film

Nota: 7/10