Crítica – ‘Hannah’

hannah

Título original: Hannah

Año: 2017

Duración: 95 minutos

País: Italia

Dirección: Andrea Pallaoro

Guión: Andrea Pallaoro, Orlando Tirado

Música: Michelino Bisceglia

Fotografía: Chayse Irvin

Reparto: Charlotte Rampling, André Wilms, Stéphanie Van Vyve, Simon Bisschop, Jean-Michel Balthazar, Fatou Traoré, Luca Avallone

Productoras: Coproducción Italia-Francia-Bélgica. Partner Media Investment/ Left Field Ventures/ Good Fortune Films/ To Be Continued/ Lorand Entertainment/ Rai Cinema/ RAI Radiotelevisione Italiana/ Lazio Film Commission/ Solo Five Productions/ TF1

Género: Drama

Fecha de estreno: 18 mayo

Andrea Pallaoro es la expresión pura del cine de personajes. Su visualmente exquisito debut en la gran pantalla, ‘Medeas’, nos convertía en voyeurs de la crisis muda de una familia en el sur de California. Para su segundo largometraje, el director italiano nos muestra el silencioso desnudo de Hannah, que le cede su nombre al título de este filme que se sitúa en algún lugar de Bélgica – aunque la localización carece de importancia, así como todo lo que no es ELLA.

‘Hannah’ le da sentido a la consideración del cine como séptimo arte. De nuevo a través de la austeridad lírica de la fotografía en 35 milímetros de Chayse Irvin, Pallaoro nos pone frente a Charlotte Rampling, que lejos de disfrazarse de su personaje, se convierte en él de una forma magistral. A poco más que un cumplido se queda el galardón a Mejor Actriz en el Festival de Venecia 2017 cuando Rampling es Hannah. ¿Quién es Hannah?

Charlotte Rampling

Hannah es la víctima silenciosa del dedo acusatorio de una sociedad que la condena al ostracismo involuntario. Cuando su marido es encarcelado por algo tan fuerte que hace que los niños de la escalera se meen en la cama, la septuagenaria Hannah se queda sola. Hannah baja las persianas y tira la basura de noche. Hannah no es bienvenida en casa de su hijo. Hannah es vetada en la piscina. Hannah deambula, dejándose tirar por la minuciosidad de una rutina autoimpuesta. Hannah siente. Hannah calla. Hannah observa. Y nosotros, a través de las paredes de cristal de su cárcel de estigma, la observamos a ella. Ella, ella, ella.

La sostiene el deseo, más que convicción, de la inocencia de su marido. El perro que espera en la puerta la llegada de su amo. Pero “Il ne viens pas”, no va a volver. Una ballena varada en la playa. Hannah no puede avanzar. Lo hará.

Lo mejor: Charlotte Rampling, y todo lo que cuenta su mirada, sus manos, su piel.

Lo peor: Si el espectador necesita responder “por qués”, no está viendo la película.

Nota: 8,5/10