Crítica – La guerra del planeta de los simios

Título original: War for the Planet of the Apes

Año: 2017

Duración: 142 minutos

País: Estados Unidos

Director: Matt Reeves

Guion: Mark Bomback, Matt Reeves (Novela: Pierre Boulle)

Música: Michael Giacchino

Fotografía: Michael Seresin

Reparto: Andy Serkis, Woody Harrelson, Steve Zahn, Judy Greer, Gabriel Chavarria,Max Lloyd-Jones, Terry Notary, Sara Canning, Ty Olsson, Devyn Dalton

Productora: 20th Century Fox / Chernin Entertainment

Género: Ciencia ficción. Aventuras

Con La guerra del planeta de los simios se ha cerrado una trilogía ambiciosa. Pocos dieron su voto de confianza allá por el 2011,  cuando se inició esta saga que hubiera de desembocar e hilar con la mil veces mítica El Planeta de los Simios y nuestros descamisado Charlton Heston en 1968. “Cielos santo, ¿otra precuela?” “¡Y con tres películas!” “Hollywood se ha quedado sin ideas”, nos dijimos, esperando acertar de nuevo blandiendo nuestro gastado hastío por el nuevo cine palomitero. Y todos nos sentamos por entonces a la espera de ver un desfile de  referencias, y easter-eggs empaquetados en cargas explosivas de nostalgia prefabricada y edulcorada con los brochazos de CGI a los que nos tienen atiborrados. Pero no.

Esta trilogía,  y en especial La guerra del planeta de los simios ha dado una sonora bofetada a todos aquellos cínicos del cine comercial que abanderaban el “vista una, vistas todas”. Esta trilogía, y ha quedado confirmado con su espectacular cierre, ha construido su propio universo. Ha bebido de su propia historia, de su propia mitología. Lo sucedido en 1968 era una fecha demasiado lejana, tanto en la realidad como en la ficción, como para depender de ella. Sí, la película conecta finalmente con el filme original, pero de una forma suave y sin derrapes.

La guerra del planeta de los simios engaña. Se vende como película bélica – múltiples son los guiños eso sí, a Apocalypse Now de Coppola – pero dista mucho de serlo, ya que la balanza cae más hacia el filme de aventuras y de acción que hacia uno de trincheras.

La guerra del planeta de los simios se sobrepone a los fallos de su predecesora, la irregular El amanecer del planeta de los simios, y retoma con cuidado el estudio de los personajes y sus conflictos que caracterizó a la cinta que inició esta trilogía. Y se agradece.

Toda la historia, con sus más y sus menos, tiene los pies más en la tierra. Nos volvemos a preocupar por unos personajes bien definidos, con matices claro está, pero que por lo general cumplen a la perfección.  Sus acciones, por muy descabelladas que en ocasiones nos parezcan, nos importan.

Sin duda uno de los anclajes que mantienen la historia en tierra es la perfecta utilización de temas y sentimientos con los que empatizamos rápidamente. La compasión, la fraternidad, la soledad y las relaciones familiares (en especial, paterno filiales), conforman todo el entramado de la cinta. Y a pesar de su simpleza, lo logra.

Y es que se consigue un ritmo que ya quisieran otras, con una combinación admirable entre acción y pausa, sin quedar forzado ni excesivamente cuadrado; no es una montaña rusa. Los 142 minutos de metraje no pesan. Los silencios y la parquedad de diálogos contrastan con unas escenas de acción salvajes y creíbles, haciendo gala de uno de los mejores usos del CGI que jamás se ha visto en cine hasta ahora. Tomen nota.

La trama avanza a tropiezos según qué momentos, y salpicada con más de uno, de dos y de tres escenas con grandes dosis de sentimentalismo artificial pero que encajan, sobre todo y gracias a la sencilla pero eficaz partitura de Michael Giacchino. Una banda sonora, que entre piano y percusión, refleja a la perfección la sintonía pausa-acción de la que hablábamos antes.

Pero hablemos ya de lo importante. Aquí hemos venido a hablar del mago Serkins. Y es que parecía imposible, pero César se ha superado. Y no sólo en el acabado visual, que es poco su mérito, sino en la interpretación, humana y cercana, a juego con una atmósfera opresiva y más oscura que las anteriores entregas, y una fotografía apagada y fría.

La guerra del planeta de los simios está hecha para el disfrute, sin cuestionamientos ni exigencias.  Es un espectáculo sólido, serio y sin pretensiones.  La trilogía era ambiciosa, pero ha logrado mostrar a las insulsas superproducciones que se puede hacer buen uso del término blockbuster de verano, que la tecnología sirve a la historia, y no al contrario, que los reboots pueden tener alma propia, y que estos simios, han hecho ya historia.

Lo mejor: El ritmo de la trama y el tratamiento de los personajes. Sin olvidar el CGI

Lo peor: Algunas escenas cargadas de sentimentalismo forzado.

Nota: 7.5/10